Proverbios 15:13 El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu.
Apocalipsis 21:4 Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir». Que promesa tan maravillosa que Dios nos da. Dios mismo nos limpia cada lágrima día a día y podemos contar con el hecho de su poder curativo a lo que causa nuestras lágrimas. Que habrá un poder curativo completo en cada dolor que tenemos y en cada dolor que causamos.
Podemos ver a Jesús haciendo esto mismo en la cruz, soportando todo dolor y la razón de su llanto. En el evangelio de Lucas capítulo siete, leemos la historia de la venida de Jesús en la ciudad llamada Naín, cuando Jesús se acercaba a la entrada de la ciudad, vió que a un joven muerto lo cargaban hacia afuera de la ciudad, era el único hijo de su madre. Jesús se conmovió en compasión y sanó al joven de la muerde. Lucas 7:13 Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo:—No llores. 14 Entonces se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron, y Jesús dijo: —Joven, ¡te ordeno que te levantes! 15 El muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
Esto es solo lo que yo pienso, pero, ¿Puede que Jesús vio algo similar a lo que su propia madre lloraría? La madre de Jesús verá y sentirá la pérdida de su propio hijo en la Crucifixión? ¿Puede que El Señor está viendo el llanto que va a suceder hasta que la gloria de resurrección sea cumplida? O tal vez El Señor nos estaba mostrando las oraciones llenas de lágrimas que se les han traido a Sus pies en fe. Salmos 126:5 El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha.
Mucha gente siente que el salmista ha llegado a ser cansado de los dolores de la vida y cansado de llorar. Salmos 69:3 Cansado estoy de pedir ayuda; tengo reseca la garganta. Mis ojos languidecen, esperando la ayuda de mi Dios. ¿Cuando vendrá mi milagro? Es el llanto de muchas personas que su corazón sufre emocionalmente y físicamente.
Aún Jesús lloró y El Señor sabe lo que se siente en nuestro corazón roto. Isa. 53:3a Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento. Juan 11:35 Jesús lloró. Este versículo casi siempre se dice que es el versículo más pequeño de la Biblia. Puede que sea el más corto, pero, tiene uno de los más grandes impactos en la humanidad. Saber que El Señor puede identificarse al dolor de nuestro cuerpo y al dolor de tristeza en nuestro corazón, claramente nos demuestra que tenemos a un Señor personal, a un Cristo que sufre por nosoros. Jesús claramente puede identificarse en lo que está pasando profundamente en nuestra alma.
Entonces, este es un Dios en que yo puedo relacionarme y confiar en mi eternidad. Mi Jesús un hombre qu sufrió. Cuando yo me siento solo y no puedo encontrar respuesta a las dificultades de mi día y es mucha mi aflicción, pienso en la oración en que El Espíritu Santo gime por nosotros con una intensa intersección, porque Él sabe lo que estamos pasando. Rom. 8:26 Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
Gracias mi Dios que tenemos a un Señor a quien podemos acudir en nuestros momentos de flaqueza de la vida. Tal vez el estar caminando con El Señor por muchos años, teniendo experiencia de la fidelidad de Dios en nosotros, también nosotros podemos llegar a la misma conclusión a qué llegó Pedro. Juan 6:68 —Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. ¿A donde podemos acudir sino hacia El Señor con nuestras lágrimas? Ciertamente Él es el único quien nos comprende.
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