Proverbios 5:15 Bebe el agua de tu propio pozo, el agua que fluye de tu propio manantial.
Para agregar a las palabras de observación de Madre Teresa, yo también creo que Jesús sentía y vivía el peso del pecado del mundo en Su alma desde una posición mortal. Clavado en la cruz, Jesús dolía y sentía la sed muy profunda de la naturaleza caída de la humanidad. El impulso mental, físico y egoísta que el pecado a llevado entre la vida de la humanidad, lo estaba sintiendo en su completa potencia nuestro Salvador. Nuestro anhelo de validación, aceptación y realización que fue perdida en el jardín de Edén, podría ser sentida por Jesús mientras lo crucificaban en la humillación del estado humano en que encontraba.
El Señor estaba expresando la totalidad en lo que hombre había llegado – a un alma sedienta. Por nuestra naturaleza pecaminosa, la humanidad siempre ha sido y es en un constante estado de sed por algún tipo de satisfacción. La humanidad siempre tiene sed de redención, restauración y reconciliación con Dios, pero al dejarlos solos, no tienen una manera de saber cómo saciar o controlar esa sed que roe al alma y al psique dentro del hombre. La humanidad necesita un salvador. Gracias Dios por Jesús.
¿Que pecado repites porque le tienes sed? ¿Que antojo peleas que sientes que Dios no comprende la presión en que te mantienes cuando te sientes fuera de control con la tentación? Jesús sabe la sed que estás sintiendo y Él pagó el precio por ese agarre parásito que quiere aferrarse a tu corazón. Dios sabe de tu dolor constante!
En Cristo podemos resistir el pecado que fácilmente nos vence. Cuando clamamos a nuestro Señor para saciar la sed que nos impulsa. Heb. 12:1b Despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Si damos un paso adelante en fe, para soltarnos del pecado en que nos enredamos fácilmente, Jesús estará allí para ayudarnos a obtener la victoria que perseguimos.
La buena notica es, que Jesús venció en nuestro nombre y tenemos una promesa eterna en Cristo en que dominamos la sed del pecado. El Señor correctamente dijo a la mujer Samaritana que su sed siempre estará muy dentro de ella siempre que ella ponga su total confianza en el reino de este mundo temporal. Juan 4:14 Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna. Jesús dijo que tendría que tomar de Su pozo eterno de agua cristalina para que nunca vuelva a tener sed de nuevo. Apoc. 7:16a Ya no sufrirán hambre ni sed.
¿Como podemos adquirir sed en las cosas de Dios? Sabemos que es un deseo profundo del hombre el querer conocer a de Dios, porque el Salmista lo declara de corazón. Salmos 42:2 Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios? Parece haber una indicación que el conocer a Dios es posible deseo. Gracias a Dios llegó a ser posible por medio de Cristo el tener una relación con nuestro Dios.
Isa. 48:21 Cuando los guió a través de los desiertos, no tuvieron sed; hizo que de la roca brotara agua para ellos; partió la roca, y manaron las aguas. Jesús es la roca de nuestra salvación puede satisfacer nuestra alma seca que está sedienta por más de lo que podamos encontrar durante nuestra vida. Salmos 105:41 Abrió la roca, y brotó agua que corrió por el desierto como un río. Fuera de la roca salió agua para satisfacer la sed natural de la nación de Israel en el desierto. Fuera de esa misma roca salió rescate espiritual de vida y victoria durante nuestra vida. Podemos vivir en una presencia refrescante del Espíritu Santo quien satisface nuestra sed mientras vivimos por el Señor. Tomemos completamente lo que Dios nos ha dado por medio de Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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