Proverbios 7:4 Di a la sabiduría: «Tú eres mi hermana», y a la inteligencia: «Eres de mi sangre».
Hechos 19:11 Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo, 12 a tal grado que a los enfermos les llevaban pañuelos y delantales que habían tocado el cuerpo de Pablo, y quedaban sanos de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos. El ser contagiosamente poderoso en Dios! Que manera más buena para combatir cualquier o tada clase de enfermedades. Quisiera contagiar a las personas con la presencia de Dios, su amor, sanidad y sabiduría más allá de toda expectación. Quisiera ser contagioso con la unción de nuestro Señor, influir a la gente que conozco con las riquezas de Dios.
La gente, ya sea que quieran estar donde tú estás, o encuentran un lugar lo más lejos posible. Totalmente depende en lo que estás difundiendo. ¿Cuando estás en una sala, hay personas que están creciendo en el corazón o están gimiendo en su espíritu porque los estás bajando de su fe? Prov. 27:17 El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre. Esperamos que tu eres la razón de que otros afilen su fe en El Señor.
El efecto que Salomón tenía en las ciudades a su alrededor era contagioso. Su sabiduría era legendaria y aquellos quienes tuvieron la oportunidad de estar en su presencia y escuchar su sabiduría eran cambiados para toda la vida. La reina de Sheba lo expresó lindamente, 1Reyes 10:6 Entonces le dijo al rey: «¡Todo lo que escuché en mi país acerca de tus triunfos y de tu sabiduría es cierto! 7 No podía creer nada de eso hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. Pero, en realidad, ¡no me habían contado ni siquiera la mitad! Tanto en sabiduría como en riqueza, superas todo lo que había oído decir.
Lo más interesante en su comentario era el hecho de que, ella observaba aquellos quienes trabajaban y servían a Salomón en su presencia, vivían en un ambiente de sabiduría y eso hacia a la gente feliz y sabios. 1Reyes 10:8 ¡Dichosos tus súbditos! ¡Dichosos estos servidores tuyos, que constantemente están en tu presencia bebiendo de tu sabiduría! La sabiduría de Salomón era contagiosa porque era sabiduría que venía de Dios. Imagínense tener semejante contagio. Poder tener ese efecto en los corazones de la gente hacia Dios.
Ese efecto de justifica es lo que quiero tener en mi camino con Dios. Quiero contagiosamente afectar a la la gente con quien me encuentro, dirigiéndolos hacia La presencia de Dios. ¿No sería maravilloso tener la sabiduría de Dios obrando en nuestro corazón y mente en la plenitud en que la reina Sheba observó obrando dentro de la corte real? Tenemos que llegar a tener esta clase de contagio en El Señor no importa donde estemos caminando. Efe. 16:15 Y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz.
Cuando tú llevas las bendiciones de Dios a donde tú vas, estás afectando a la gente en querer conocer a Dios, así como el apóstol Pablo, quien llevó sanidad con pañuelos o delantales, que con solo le había tocado la piel las personas eran sanadas, nosotros también podemos llegar a tener esta clase de contagio en El Señor. Hermanos, la cosa es, que tenemos que quererlo! Prov. 7:4 Di a la sabiduría: «Tú eres mi hermana», y a la inteligencia: «Eres de mi sangre».
Padre Celestial, en nombre de Jesús, ayúdanos a ser más contagiosos que cualquier otra enfermedad que está en la tierra en este momento. Ayúdanos a difundir el amor de Dios, en lugar de la ira que el enemigo está sembrando por todo el mundo. Empecemos a llevar gozo a donde quiera que estemos y que podamos imitar lo que hicieron los apóstoles, cambiando al mundo con tu palabra y gracia. Hechos 5:15 Era tal la multitud de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. 16 También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas por espíritus malignos, y todas eran sanadas.
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