Proverbios 18:17 El primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta.
En el otoño de 1998, estaba tratando de comprender la guerra que había entre los Serbias y los Croatas, y como la mayoría de las guerras étnicas, la raíz de los conflictos empezaron mucho atrás antes de que yo naciera, aprendiendo la verdad de todo el asunto dependería de quien lo es está contando. Prov. 18:17 El primero en presentar su caso parece inocente, hasta que llega la otra parte y lo refuta. Lo triste es, que no importa quien empezó todo, el resultado siempre es el mismo – que los civiles son los que siempre sufren.
Las noticias decían que la emigración de personas desalojadas que sus casas acaban de ser bombardeadas y sacados de su propia ciudad estaban viniendo a través de los campos lodosos mientras la nieve caía ligeramente. El clima parecía sombrío y frío. Había una familia de cuatro jóvenes acarreando a su abuelo en una tabla porque había sido herido con fragmentos de bomba dejándolo paralizado. El periodista le preguntó al hombre que necesitaba, y todo lo que dijo fue, “Solo una frazada que tengo frío.”
Yo dije, “Dios mío! Dale al hombre una frazada!” Algo duro en ese momento le pegó a mi alma, y empecé a llorar incontrolablemente por este hombre y su familia. De todo lo que él pudo haber pedido, una frazada era lo que quería. Yo hubiera pensado en un montón de cosas que podría necesitar en ese momento y lugar. Lo primero y la cosa más importante que él necesitaba era que esos tontos dejaran de estar bombardeando su hogar, y que los invasores que regresaran de donde vinieron. Prov. 24:12 Pues, aunque digas que no lo sabías, el que juzga los corazones lo conoce, el que vigila tu vida lo sabe; y Él paga a cada cual según sus obras. Pensé, aún una carreta que lo jalaran con caballo para que su familia no lo llevaran en hombros entre esos campos de matanzas. Había tantas cosas que esta familia y los refugiados necesitaban.
¿Será que estaba el hombre tan desalentado que ya no tenía más fuerza de voluntad de vivir en un mundo donde matar a personas al cruzar el borde era la única opción viable de hacer? ¿Había visto este anciano tantas cosas injustas toda su vida que la única esperanza que tenía era de poder tener una frazada para calentarse? Puede ser, que el estar paralizado y siendo empujado, se había resignado al hecho de que cualquier misericordia en el mundo era una mercancía y el expresar de querer una fraseada era como una oración en esperanza de poder obtener.
La plegaria de este hombre enfoca todas las quejas y gruñones que hacemos por una pequeña inconveniencia en que nos encontramos diariamente. De esto estaba tan convencido y le pedía a Dios que me perdonara por todo lo que expresaba de malagradecido. Tengo todas las frazadas que pueda tener. Tengo un hogar que no lo están bombardeando y vecinos que no los están asesinando en el nombre de alguien supuestamente con su causa justa. Estoy viviendo relativamente en paz mientras que esta pobre gente está corriendo por miedo a perder sus vidas acarreando lo que puedan. Si, la convicción de la palabra se sentía, Santiago 2:16 Y uno de ustedes le dice: «Que le vaya bien; abríguese y coma hasta saciarse», pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso?
En los meses de invierno cuando agarro una frazada para calentarme, siempre pienso en este hombre en la tabla como camilla. Necesitamos estar agradecidos de todo, tenemos todas las bendiciones para caminar diariamente. ¿Tienes una frazada? Entonces di “Gracias Señor!” Has dejado una adicción o has superado una gran prueba? Entonces tienes que estar agradecido doblemente. ¿Todavía estás sensible a las necesidades de otros? Entonces se agradecido que todavía eres un alma en que Dios pueda tocar y usar para ser Su mano extendida cuando las necesidades de este mundo quebrantado se te enfrentan. Santiago 1:27 La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo. No te contamines con la frialdad de este mundo. Mantiene caluroso tu corazón. Nunca sabes si vas a ser esa frazada calurosa que un alma fría necesita en ese momento. Que el rostro de Dios alumbre sobre todos nosotros.
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