Proverbios 28:13 Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón.
Escuché esta expresión, “Estamos tan enfermos como nuestros secretos.” me recuerda personas quienes han escogido caminar en desobediencia a las direcciones de Dios y después se preguntan el porqué nada les funciona en la vida. Prov. 28:13 Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón. Ellos admiten necesitar una resolución exitosa a los problemas que ellos mismos han causado por medio de su pecado, pero no pueden obtener victoria porque no confiesan sus pecados que ocultan y causan estos problemas. Estoy de acuerdo con esta expresión “Estamos tan enfermos como nuestros secretos,” porque hay muchas personas que están enfermas e intranquilas así como los secretos que están ocultando.
Esta es una barra lateral de pensar. Prov. 28:13a Quien encubre su pecado jamás prospera. ¿Pueda que sea una de las razones por las cuales hay tanta pobreza en el mundo? Pensando en vos alta, pero si todos en la tierra confesamos, ¿la pobreza desaparecía porque la prosperidad fluyera? ¿Es el por eso que Satanás alienta continuamente a las personas que oculten sus pecados negándose que participaron en ellos? No es de extrañar que Satanás sonríe de los pecados ocultos porque tritura a la persona hacia el desánimo y a la desesperación. El Señor dice que, nos acerquemos confiadamente al trono de Dios y que obtengamos la gracia necesaria para deshacernos de nuestros pecados y así liberarnos de la esclavitud que sujeta a una persona. Heb. 4:16 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
Otro dilema que aparece cuando el pecado es predominante, es que, estas mismas personas se preguntan, porqué no crecen en su camino como cristianos y encuentran su relación con Dios, que es una tarea insípida. Todo lo que hacen lo encuentran difícil y no sobresalen, pronto la decepción entra a sus almas. Se ha dicho que el Salmo cincuenta uno es un relato del Rey David viniendo limpio y confesando su pecado de adulterio en el planear el asesinato de Urías, esposo de Betsabe. David estaba quemándose con su pecado y por eso se estaba confesando por completo de todos sus pecados que estaba tratando de ocultar. Salmos 51:2 Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado.
Hemos visto suficiente calamidad durante los años, cómo numerosos evangelistas han caído en el gran escenario por ocultar sus pecados. Se les olvido la escritura que declara que se les va a descubrir. Núm. 32:23. »Pero, si se niegan, estarán pecando contra el Señor. Y pueden estar seguros de que no escaparán de su pecado. Los ministros que obedecen y confiesan sus iniquidades continúan con El Señor. Unos de ellos son dañados pero continúan siguiendo a Dios aún así, pero aquellos que justifican su conducta inicua todavía siguen tambaleándose a través de los problemas que han causado. 2Tim 3:7 Ellas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad. Si confesaran sus pecados, la verdad influiría sobre ellos otra vez.
El Señor nos instruye que nos juntemos y pidamos por oración cuando estamos pasando por tiempos duros o cayendo de cara. Dios dice que confesemos nuestros pecados uno al otro para que la sanación finalmente llegue a nosotros en las áreas en las que caemos. Santiago 5:16 Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. ¿Porqué darle a Satanás algo para acusarnos? Quítale esa sonrisa de la cara de Satanás confesando nuestros pecados a Dios y arrepentirnos de ellos.
El gozo de ser libres de lo que una vez controlaba a la persona, ya sea por una obsesión o adicción, es más allá de una explicación. Pregúntale a un alcohólico quien ahora está limpio de la adición, que tan bien se siente tener esa autoridad sobre el alcohol que una vez controlaba todo lo que hacía y pensaba. Pregúntale lo mismo a un drogadicto quien ahora es libre de la droga y está en su sano juicio, qué tan bien se sienten ahora que tienen la palabra en lo que entra en su cuerpo. Feliz es el hombre cuyos pecados y decisiones destructivas han sido perdonados porque han tomado control de su alma dejando que Cristo entre y dejar que Él haga una completa remodelación en su vida. Salmos 32:1 Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. Si, dichoso es el hombre quien ya no oculta sus pecados sino los confiesa y se deshace de ellos – dichoso y feliz es ese hombre. ¡Amén!
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