Proverbios 29:1 El que es reacio a las reprensiones será destruido de repente y sin remedio.
He tenido en las últimas dos semanas cosas muy extrañas, toda clase de cosas se han quebrado y necesitaba arreglarlas inmediatamente. Tuvimos como un pie de nieve un día y la maquina para remover nieve no arrancó, pues una fibra de metal muy chiquitita tapo el carburador. El limpiabrisas de mi carro paró de funcionar a medio parabrisas. La aldaba de la guantera se quebró de la nada, tenía que arreglarse de inmediato para que no se saliera todo mienstras manejaba. El inodoro empezó con una pequeña fuga de agua en el piso, necesitó un anillo de cera nuevo. Boté mi cepillo de dientes eléctrico que me regalaron y dejó de funcionar; después, hace unos días el estabilizador del capo de mi carro se quebró.
Fuera de que todas estas cosas se arruina van, manteniéndome ocupado viendo como arreglar cada una, a pesar de ser molestias, en realidad fueron cosas que pude arreglar. Lo único raro era que pasaban una después de otra, entonces era perceptible. Si éstas cosas pasan en lo natural entonces, ¿qué pasa espiritualmente?
¿Cuantas cositas se quiebran o mal funcionan en nuestra alma, que Dios nos ha llamado la atención antes para arreglar? ¿Porqué no le hemos pedido ayuda a Dios donde se nos hace fácil caer y pecar, para que nos ayude? Si Dios dice que hay algo en nosotros que no está bueno entonces arreglémoslo. Con la ayuda de Dios y su gracia nos podemos arrepentir, restaurar y reparar las cosas malas que ha tomado posición en nosotros. Filipenses 2:12 Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no solo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor.
Podemos acostumbrarnos a vivir con accesorios, muebles, y vehículos rotos poniéndoles parches que funcional temporalmente. Esta actitud no funciona en el Reino de Dios. Ni debería. Dios es perfecto y desea obediencia. Cuando nos pide que hagamos Su voluntad, Él no espera que digamos, “bueno, lo hago cuando pueda.” Nosotros no bajamos a Dios a nuestro nivel, al contrario nosotros tenemos que subir a perfección para que Él sea glorificado y vivamos bendecidos.
El peligro en ser indiferente con las direcciones de Dios en nuestra vida es que terminemos sin que nos importe lo que Él pide de nosotros. Prov. 6:15 Por eso le sobrevendrá la ruina; ¡de repente será destruido, y no podrá evitarlo!
Es simple hermanos, de la misma manera cuando nos encontramos en necesidad de reparar algo en la casa o en el trabajo, hagámoslo. Cuando Dios señala un pecado o problema entonces hagámoslo y dejemos que Dios lo arregle con nuestra voluntad y cooperación. Dios se da cuenta y Él nos ayuda si pedimos su ayuda. Salmos 46:1 Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia.
Hemos sido creados para resolver problemas. ¿Cuanto más podemos hacer si le pedimos a Dios ayuda por sabiduría y conocimiento.? Arréglalo Padre, en el Nombre de Jesús, ayúdanos a no tener miedo de pedirte ayuda cuando te necesitamos cada día de nuestra vida. ¡Amen, y Amen!
0 Comments