Proverbios 20:14 «¡No sirve, no sirve!», dice el comprador, pero luego va y se jacta de su compra.
¿Porqué es que no soy bendecido como mi hermano José? ¿Dios no sabe que necesito una bendición más que èl? ¿Porquè Dios le dio una casa a esa familia y no a nosotros? Le he estado pidiendo a Dios por una casa. ¿Porquè María obtuvo ese trabajo y no yo? Yo sé que Dios sabe que María tiene más dinero que yo. ¿Porquè es que no recibo la bendición que necesito y todos los demás si reciben? ¿Porquè Carolina se ha sanado? Ella solo va a la iglesia una vez al mes, yo voy cada domingo y sigo enfermo.
Casi sueno petulante e infantil cuando escucho estas quejas pero aun así escucho estas voces cada día, en hermanos creyentes atrapados en frustraciones en su fe. La respuesta de Dios en cada una de estas oraciones con resentimientos, es de sacar èsta codicia fuera de nuestra conversación y empezar a creer en Dios por respuestas verdaderas con oraciones llenas de fe. Heb. 13:5 Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré». Hermanos, esta vida no es un “reality show”.
Vivimos en una vida arrogante, donde el que estafa más se le aplaude y gana popularidad. El aceptar este tipo de vivir ha llegado a ser parte de nuestra conversación cada vez que nos juntamos a un café o en el trabajo, entre más indignante es el acto, nos volvemos más populares en nuestras aplicaciones sociales que el mundo del Internet nos ofrece.
Popularidad por visto y likes no nos hace de carácter honesto. Unas personas creen que pueden atraer esta fama y celebridad encontrada en el mundo social como plataforma al trono de Dios y obtener un trato especial. “Has visto Señor! Tengo cientos de amigos en esta página y necesito tu bendición para mejorar mi estado social.” Orando sin fe puede llegar a ser redundante y el resultado es con frecuencia un gran silencio del cielo, resultando a llegar a ser resentido en nuestra actitud hacia Dios y la iglesia. Prov. 19:3 La necedad del hombre le hace perder el rumbo, y para colmo su corazón se irrita contra el Señor.
Necesitamos que aprender a gozar en la prosperidad y bendiciones de otros sin sentirnos que seremos dejados fuera del plan de Dios. No debemos compararnos con otros en la cantidad de cosas logradas en la vida o aún en el ministerio que ha crecido a favor de Dios. No te preocupes en lo que crees que otras personas obtengan. Salmos 37:7 Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.
Me gusta lo que dice Gloria Copeland cuando ve que otras personas son bendecidas, ella dice, “Gloria a Dios la fila se está moviendo y mi turno está llegando.” No hay resentimiento, ella ha aprendido a alegrarse en la prosperidad de otros y nosotros necesitamos esta capacidad en nuestra vida también. Cuando nuestra actitud es de ayudar a la gente a obtener lo que necesitan en la vida, no pasará mucho tiempo en que recibamos lo que nosotros queremos en nuestra vida. Dios solo ha puesto deseos en nuestro corazón. Salmos 20:4 Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes. Es Su buen gusto el darnos Su reino y la capacidad de obrar en el. Lucas 12:32 »No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino.
No hay necesidad de vivir con miedo de quedarnos atrás y tener que ser intrigantes para salir adelante. No tenemos que llegar a ser astutos en engañar a la gente de lo que viven para salir adelante. Prov. 20:14 «¡No sirve, no sirve!», dice el comprador, pero luego va y se jacta de su compra. Nuestro Dios es un Dios bondadoso y nos pide que lleguemos a Él en fe, pedirle lo que necesitamos para vivir y también crecer en nuestros sueños que Él mismo ha puesto en nuestro corazón. El está tratando de ayudarnos a crecer y madurar para cumplir la razón del vivir en Cristo.
No hay razón para ser resentido en la vida para acercarnos a Dios bajo sus términos. El Señor no se impresiona con nuestra carisma o nuestro estado social. El está interesado en nuestro carácter de corazón y amor de Su corazón en nuestra vida. No trates de impresionar Dios ya te conoce muy bien y tus secretos. Solo se tú. Deja crecer en madurez y en el amor de Dios, no lleguemos a ser infantiles quejándonos, cambiando cada evento en resentimiento catastrófico porque no salió como quisimos. Confiemos en Dios y sus pensamientos hacia nosotros. Él sabe quienes somos y lo que necesitamos. Jer. 29:11 Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
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