Prov.18:19 Un hermano ofendido es más difícil de ganar que una Fortaleza: y sus contiendas son como los barrotes de un castillo.
Con frecuencia se nos recuerda que vivimos en una sociedad desechable y nuestros cónyuges, familia, amigos y conocidos son desechables. Nos hemos convertido en un pueblo que se ofende fácilmente y estamos dispuestos a descartar una relación por causa de nuestras heridas. Gen. 4.23 Y Lamec dijo a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; mujeres de Lamec, prestad oído a mis palabras, pues he dado muerte a un hombre por haberme herido, y a un muchacho por haberme pegado. No hay nada nuevo bajo el sol aquí pues este no es un fenómeno moderno. No, ofenderse con facilidad ha sido una fuente de tragedia humana desde el inicio. Abundan oportunidades para ofenderse, y en muchos casos, nosotros somos la fuente de las ofensas que experimentamos. Lucas 17:1Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Los *tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!
Hace muchos años mi hermano menor había decidido dejar a su esposa y a sus dos hermosos hijos. Esto trajo división a la familia como lo hace con frecuencia cuando niños pequeños están involucrados. No podía entender por qué nadie estaba (como con frecuencia lo dicen las personas ofendidas de su lado. Se hicieron intentos de explicarle que los chicos serían la principal preocupación durante este tiempo tormentoso de su separación con su esposa e hijos. No hubo forma de razonamiento que pudiera llegar a su corazón. Mi hermano cortó todo contacto y comunicación con la familia. Proverbios 18.19 El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar. De vez en cuando mi madre lo encontraba porque vivían en el mismo pueblo, pero jamás hubo ningún deseo de su parte de estar con su familia. Él tenía la razón y eso era todo.
Más de un año después estaba yo trabajando en el jardín y le pedí a Dios ayuda para reconciliar a nuestra familia con mi hermano y a mi hermano con su familia. Yo vivía en otra parte del país y no estaba seguro de qué podía hacer. Escuché en mi espíritu las palabras, “Envíale una postal regularmente expresándole tu amor”. Pensé en enviar un correo y entonces escuché en mi espíritu nuevamente estas palabras. “Las personas borran los correos pero guardan las postales”. Confié en que el Espíritu del Señor me guiaba y comencé a trabajar en lo que se desarrollaba en mi corazón. 2 Corintios 5:18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.
Mi hermano, siendo un buen artista influenciaba el tipo de postales que compraba. Adquirí un grupo de tarjetas que mostraban pinturas de los artistas favoritos de mi hermano. Tras algo de investigación, descubrí la dirección de mi hermana y comencé a enviar una tarjeta postal cada semana por alrededor de cinco meses. Los mensajes no lo condenaban, simplemente expresaban mi amor por él. Sencillamente decían. “Vi una pintura hoy que me recordó de ti. Te amo.” La siguiente postal decía, “Estuve en una galería esta semana y vi una pintura que e recordó que eres un artista muy talentoso. Te amo.” La siguiente decía, “Vi una escena hoy que tú no hubieras tenido ningún problema para pintar. Te amo.” Proverbios 16:24 Panal de miel son las palabras agradables, dulces al alma y salud para los huesos. Seguí enviando una tarjeta cada semana por alrededor de cinco meses y jamás escribí una palabra condenatoria.
Un día mi madre me llamó y me dijo que mi hermano había preguntado si podía llegar a cenar el domingo con ella. No le había contado a nadie en la familia que yo estaba en una misión de amor a través de postales así es que le dije, “Cuéntame cómo te va en la cena” y luego oramos juntos por un tiempo de bendición. Ese domingo por la noche mi madre me llamó y me dijo que su cena había sido maravillosa y que mi hermano tenía un corazón más suave hacia la familia, pero que ella no podía entender por qué de lo único que quiso hablar toda la noche fue de mí—su hermano mayor. Entonces le expliqué lo que el Señor me había llevado a hacer. Proverbios 3:6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
En poco tiempo mi hermano se reconcilió con la familia y nosotros con él. También asumió responsabilidad y se convirtió en una fuente de apoyo para su ex esposa e hijos. La razón por la cual es importante esta historia para nuestra familia es que pocos años después mi hermano murió y todos pudimos agradecerle a Dios el corto período de tiempo que vivimos como familia. ¿Cuáles hubieran sido las heridas duraderas que hubiéramos tenido si no nos hubiéramos reconciliado? El funeral hubiera estado lleno de hubiera, debiera, hubiera podido en lugar de la felicidad de saber que lo habíamos amado. Mateo 11:6 Y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. Amo a mi hermano y espero verlo nuevamente.
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