Proverbios 14:10 Cada corazón conoce sus propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría.
Dante dijo, “La herejía es una forma de amargura intelectual.”
En el capítulo seis del evangelio de Juan, Jesús estaba exponiendo algunas enseñanzas muy internas y profundas de quién era Él. Llego el punto a que los discípulos tuvieron que escoger a que aceptaran a Jesús como un sacrificio dado por Dios al mundo. Jesús estaba causando que todos sus seguidores tenían que escoger en creer o no creer, quien decía que era Él. Muchas de las reacciones de los discípulos fueron duras porque estaban reaccionando intelectualmente y no en fe. Juan 6:60 Al escucharlo, muchos de sus discípulos exclamaron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién puede aceptarla?» 61 Jesús, muy consciente de que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho, les reprochó: —¿Esto les causa tropiezo?
Jesús les pregunto a Sus discípulos más cercanos si ellos también se iban por lo qué que Él estaba diciendo quien era y la profunda relación que se adquiría de ellos. Juan 6:67 ¿También ustedes quieren marcharse? Así como Pedro, nos preguntaríamos, “¿A dónde iríamos? Dios es Dios, y no tenemos todas las respuestas.” Juan 6:68 —Señor —contestó Simón Pedro—, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Todo aquel que se aleja amargado tiene que lidiar con argumento contrariado que ahora su corazón está agresivamente clamando, así como también su mente y alma. La paz que estaba siempre al alcance de ellos porque estaban siguiendo a Jesús, ahora se estaba declinando y raíces de amargura estaba entrando. Cuando la amargura encuentra su camino a nuestro corazón, normalmente llega después de un conflicto de creencia o desobediencia. Si la persona no va hacia Dios para resolver el conflicto de su corazón o se arrepiente del pecado o de la desobediencia, entonces su corazón se abre a exponerse a amargura en sus pensamientos llegando a ser vulnerable a decepción.
Nosotros quienes estamos en Cristo, somos invitados por Dios a llegar a Él y encontrar esa gracia que se necesita para lidiar con las cosas duras conque estamos pasando. Puede que no tengamos las respuestas que queremos escuchar, pero, nuestro Señor cumplirá con las necesidades de nuestro corazón y nos dará valor a tener fe en lo que Dios dice ser verdad. Heb. 4:16 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
Dios nos invita a que razonemos con Él, pero el resultados del razonamiento es el limpiar nuestra mente, corazón, y alma de todo pecado y decepción. Dios hace bienvenido un corazón contrito pero obra a limpiar a uno con amargura. Isa. 1:18 »Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!
Si has llegado a encontrarte en un lugar de amargura o mostrando tener una raíz de amargura en tus pensamientos, palabras y acciones, entonces ya es tiempo de acercase más a Dios. Deja que Él sane el interior de ti para que tu exterior llegue a ser la persona quien Dios creo. Dios no nos salvó para que seamos amargados. No hermanos, Dios tiene algo mejor para nosotros. El nos salvó para que seamos llenos de Su vida eterna. Juan 10:10b Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.
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