Prov. 24:14 Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; Si la hallares tendrás recompensa, Y al fin tu esperanza no será cortada.
He participado en varias conversaciones últimamente con personas que están luchando con su fe y dicen cosas como, “Simplemente no sé qué hacer. No estoy seguro de lo que Dios quiere de mí. No puedo entender lo que Dios está tratando de decirme. Supuestamente conozco la voz del Señor pero no lo logro escuchar por el ruido en mi vida. ¿Qué hago? Pienso que dios me ha desposeído. Pienso que perdí mi salvación pues no siento el amor de Dios. Siento como si el cielo se estuviera burlando de mí y me he convertido en la línea de apertura para alguna broma celestial.” Esta última frase me tocó personalmente porque no logré encontrar palabras para esta persona tan herida y golpeada. Reconozco que hubiera podido decirle las frases usuales, pero sentía que esto no hubiera sido justo porque en mi corazón también me había hecho las mismas preguntas. Me di cuenta de que estos pensamientos y sentimientos son una batalla para nuestra fe. 1 Timoteo 6:12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. Todos tendremos estas dudas, frustraciones y tribulaciones. Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Durante estos tiempos de sequía, lo último que alguien quiere escuchar es “Déjalo ir y deja a Dios”, o, lo que siempre me irrita, “Dios está tratando de enseñarte algo, hermano.” ¿Soy una persona tan patética que jamás logro entender lo que Dios está tratando de enseñarme? David está atravesando un tiempo difícil de duda y dice en el Salmo 73:16 Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí.
Gracias a Dios por su palabra escrita en la que podemos apoyarnos durante estos tiempos de fe temblorosa. Durante épocas difíciles pienso en lo que Pedro dijo cuando atravesó incertidumbre espiritual. Juan 21:3 Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada. Aquí encontramos a algunos discípulos con experiencia que hacen las mismas preguntas una vez Jesús se ausentó de su presencia. Pedro tenía una familia a la cual cuidar y lo único en lo que podía pensar era en hacer lo que sabía. Cuando no sabes qué hacer, haz lo que sabes, y puesto que Cristo es el gran Pastor, Él vendrá y te encontrará. El siguiente día Jesús está en la playa con un fuego de carbón, con un pescado en la brasa y dice, Juan 21:12 Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. Jesús fue a buscar a sus discípulos y podemos tener confianza en esto. Sabemos que el Señor nos encontrará y nos llevará de vuelta al camino de la rectitud. Esto es reconfortante en tiempos de batalla y duda.
Jueces 6:13 Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. Gedeón llega al punto de lo que está en su corazón. Si el Señor está con nosotros, ¿entonces por qué pasa todo esto en nuestras vidas? ¿Por qué no nos ha respondido ninguna oración en años? Si Dios está conmigo, entonces ¿por qué todo lo que toco se convierte en basura? Yo lo he nombrado y reclamado. Leo cinco pasos para recibir, diez pasos para obtener y he tomado otros doce pasos sólo para asegurarme – y nada funciona. ¿Qué sucede? Si Dios es para mí, entonces ¿por qué las cosas son como son? Gedeón hizo una buena pregunta. Si somos honestos, nos hemos estado preguntando lo mismo en nuestras vidas.
El Señor responde a Gedeón. Jueces 6:16 Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. Mi fe se construye con esta historia en la que Dios cuidaba de Gedeón. La familia de Gedeón no tiene nada de especial. Jueces 6:15 Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Gedeón dice, “soy el menor en la casa de mi padre”. Sin embargo, Dios lo encontró trabajando por miedo y dudando de su salvación y propósito. Sin embargo, Dios encontró a Gedeón haciendo lo que sabía hacer, para sobrevivir con lo que tenía, y Dios satisfizo sus necesidades y lo volvió un líder. Mi consejo a los lectores de este blog es que hagan lo que saben y esto es confiar en que Dios llegará y los encontrará en donde están. Él los amará completamente, con todo y sus verrugas. 2 Corintios 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
Judy Garland dijo, “Siempre sé la mejor versión de ti que puedas ser y no una versión de segunda mano de alguien más”. Dios te hizo quien eres. No hay nadie como tú. Dios conoce tu dirección y cuáles son tus necesidades. Efesios 3:20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. ¡Amen!
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