Proverbio 18:19 Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de ciudadela.
John Bevere dijo, “Un corazón ofendido cría un cultivo de decepción.”
Estar ofendido, en la mayoría de casos es una decisión personal. Yo he decidido estar ofendido por lo que mi esposa, mi amigo, jefe o autoridad en mi vida me ha dicho. ¿Como es que hemos llegado a ser una sociedad ofendida que tomamos tan fácil la ofensa de otras personas? Se ha vuelto tan ridículo cuando escuchamos a alguien decir “estoy ofendido que ellos se hallan ofendido” De veras, ¿hasta donde hemos llegado que a la primera nos ofendemos?
Tuve la oportunidad de estar ofendido hace unos días cuando el póster de la portada de mis libros fueron rechazados porque alguien se ofendió cuando los vio en exhibición en una librería. Estaba por ofenderme de la ofensa, cuando me di cuenta que era solo cuestión de gusto en diseño y arte. No era hacia mí personalmente a quien era el rechazo, entonces no había necesidad de entrar a una ofensa. Yo no iba a tener una razón de separar amigos por percibir ofensa. Prov. 18:19 Más resiste el hermano ofendido que una ciudad amurallada; los litigios son como cerrojos de ciudadela.
Todo este evento me dejó pensando que sensibles nos hemos convertido y que tan rápido rechazamos y criticamos aún cuando es criticismo constructivo. Casi caigo en una auto-desepción de ofenderme por nada y llegar a ser una piedra de tropiezo para alguien quien estaba a mi lado en la ofensa. ¿Hemos llegado a ser nuestra propia piedra de tropiezo? Lucas 17:1 Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Los tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!
Jesus nos dice que oremos por aquellos que causan problemas en la vida y no matarlos con nuestras palabras y actitudes. El Señor nos dice que ofensas vendrán pero que tomemos él camino más alto cuando lidiamos con la ofensa. Mateo 11:6 Dichoso el que no tropieza por causa mía.
Leemos en el libro de Génesis lo que puede pasar cuando una ofensa, toma raíz y se convierte en rabia cruda. Caín mata a su hermano sobre la ofrenda que Abel trajo hacia Dios. La ofensa de Caín lo convirtió en asesino lleno de odio para con su hermano. Los hermanos de José traicionaron a José y lo vendieron para ser esclavo porque estaban ofendidos del amor que Jacob tenía para su hijo; su ofensa los convirtió en un complot de asesinos por venganza y finalmente se conforman en venderlo para ganancia. La ofensa de esta gente los llevó a una auto-decepción, dejándolos racionalizar sus malas acciones.
La historia nos muestra que una pequeña ofensa nos puede llevar lejos, resultando en guerra a pueblos enteros. La gente escoge ser ofendida, también es de nosotros no obtener esa ofensa y tomarla como nuestra al punto de maldad. Nuestra oficina de consejería está llena de parejas en sesiones quienes han dejado que las ofensas lleguen a estado de amargura gangrenosa entre ellos. El amor que tenían antes se ha convertido en una puntuación de lo que hacen uno al otro, quien es el que puede herir y ofender más. No estoy diciendo que no hay matrimonios que tengan problemas reales, pero la mayoría de los problemas pudieron ser resueltos con las palabras “lo siento, perdóname que te ofendí.”
Jesús nos advierte de persecución, acusaciones injustas y calumnias absolutas con solo haber aceptado a Jesús como nuestro salvador. Juan 16:1 »Todo esto les he dicho para que no flaquee su fe. Tambien nos advierte que otros se ofenderán, porque hemos aceptado a Jesús como nuestro Salvador y Señor de nuestra vida. De todas maneras Jesús nos ha dado la habilidad de sobresalir, todo esto por medio de Su amor y poder; pero es de nosotros escoger hacerlo. Hermanos, las ofensas vendrán y la oportunidad de llevarlas, intentemos mantenernos en una zona libre de ofensa en nuestro corazón y en nuestra vida. No nos envenenemos con ofensa pero escojamos paz en Él, quien nos amó primero con un amor real. ¡Amen!
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