Proverbios 19:11 El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa.
Podemos ver un ejemplo similar cuando Samuel trató de que la gente de Israel vieran que el pedir por un rey en lugar de un juez designado por Dios les traerá dificultades a sus vidas. Samuel sintió que estaban ofendidos y enojados contra él, pero en realidad, Dios da ver que era a Dios a quienes estaban rechazando. 1Sam. 8:7b En realidad, no te han rechazado a ti, sino a mí, pues no quieren que yo reine sobre ellos. “Samuel, tú no eres a quien ellos están ofendidos aunque así se sienta. Es a mí a quienes están rechazando.” Dios ve lo que está muy dentro en el corazón de la humanidad. En efecto, cuando estamos ofendidos con un hermano o hermana en el Señor, estamos ofendidos con Dios mismo.
En lugar de pelear con Dios demandando el derecho de estar ofendido, podemos tomar una lección de Job, quien pensó que estaba en lo correcto en su evaluación de la situación. Job seguía defendiéndose en su propia justicia y finalmente vio que su auto-justicia era nada comparado con la justicia de Dios. Luego profesa una declaración de arrepentimiento que nosotros también deberíamos de declarar. Job 42:3b Reconozco que he hablado de cosas que no alcanzo a comprender, de cosas demasiado maravillosas que me son desconocidas. Como algo profundo que dijo alguien, “No podemos elevarnos a algo que no hemos nombrado.” Nunca podemos sobresalir de ser ofendidos hasta que admitimos a quien o a que estamos ofendidos. La voluntad de Dios para todos nosotros es que nos reconciliemos unos a los otros en Dios. Tenemos que arrepentirnos de la ofensa que llevamos y dejarla con Dios, quien es el que sabe como tratar este pecado. Como todo pecado, las ofensas fueron clavadas en la cruz y podemos encontrar perdón por ello.
Prov. 19:11 El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa. ¿Estás ofendido con tu pastor? Entonces está ofendido con Dios. ¿Estás ofendido con tu hermano o hermana en el Señor? Entonces estás ofendido con el Señor. ¿Estás ofendido con tu esposa, amigo o líder cívico? Lleva la ofensa al Señor en oración quien te ayudará a dejarlo ir. El amor de Dios por nosotros nunca es dudoso, pero no nos ayudará a mantener el pecado en nuestro corazón. Si hay un lado para escoger, escojamos el lado de Dios, para caminar a Su lado. Dios está verdaderamente con nosotros y nos ama pero no nos acompaña a defender una transgresión contra Él mismo, a otros o a nosotros mismos. Dios aconseja a todo cristiano que nos llevemos bien con todo hombre lo mejor que podamos. Rom. 12:10 Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Ayúdanos Señor, a entregar nuestras ofensas para que podamos vivir en paz. ¡Amén!
0 Comments