Proverbios 22:1 Vale más la buena fama que las muchas riquezas, y más que oro y plata, la buena reputación.
A veces, algunos cristianos presumen tener credibilidad espiritual haciendo que Dios diga algo que Él no ha dicho o intentado en implicarlo. Ellos a veces mezclan su fe y las correlaciones espurias de sus creencias sincréticas en una forma de dogma personal, creando una ilusión de credibilidad. Este punto de vista polimórfico se están manifestando en círculos de iglesias por falta de disciplina, control emocional y su adoptada almaismo que los guía a escoger cosas carnales en la vida personal de de la persona, en lugar de cambiar de gloria a gloria por medio de la convicción de la palabra de Dios que a nosotros los creyentes nos guía a vivir en justicia.
El resultado con este flojo método de vivir es que cualquier sensación que eriza la piel que tengan estas personas llega a ser su sistema de guía divina en su alta mentalidad espiritual, de hecho, su alma está ahora en una posición de autoengaño en cualquier pequeño golpecito o ruido en la noche. La credibilidad que creyeron que habían prestado de la palabra de Dios para satisfacer su valor personal y doctrina fabricada, termina juzgando su propia inmadurez de fe que tienen. Al reclamar de ser de mente más abierta a las cosas de Dios, terminan cerrando las convicciones del Señor de su justicia verdadera y de el valor eterno de nuestra vida con Cristo. 1Tim. 6:20 Timoteo, ¡cuida bien lo que se te ha confiado! Evita las discusiones profanas e inútiles, y los argumentos de la falsa ciencia.
Joel y Abia no tenían un corazón con integridad para con Dios para administrar las cosas como Dios quería que el sacerdocio obrara. Pretender tener una forma de devoción solo porque la oficina de sacerdocio lo contenía y la vestidura que usaban, no escondía la realidad que lo único que ellos querían era el dinero y el poder que era parte de esta posición. 1Sam. 8:3 Pero ninguno de los dos siguió el ejemplo de su padre, sino que ambos se dejaron guiar por la avaricia, aceptando sobornos y pervirtiendo la justicia. Lo triste es que, estas cosas (lo hago a mi manera) de los hijos habían hecho corrupción al sacerdocio al punto que, la gente de Israel se sentía mejor con este sistema de gobierno mundano en lugar del que Dios había establecido para ellos y quedarse como gente libre. 1Sam. 8:5 Le dijeron: «Tú has envejecido ya, y tus hijos no siguen tu ejemplo. Mejor danos un rey que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones».
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