Prov. 11:18 El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que siembra justicia asegura su ganancia.
Un día yo manejaba atrás de un carro que tenía una calcomanía que decía: No Hay un Final escrito con letras blancas y fondo negro en tipo de letra gótica goteada. Pensé. “Que ominoso mensaje sin ninguna esperanza.” Después pensé, “Este mensaje es cierto.” No hay un final en en este sistema del mundo solo que hagamos algo por ello. No hay un final a una vida redundante sin inspiración. La vida se sentirá goteada sin esperanza si no hacemos algo por ello. Solo que cambiemos nuestra historia no hay un final persiguiendo al viento por decirlo así. Las incontables millones de personas que se levantan todos los días haciendo lo mismo día a día con el corazón lleno de pesadumbre y perspectiva que cuál es el punto de todo esto sin tener un final o ¿solo estamos existiendo? Ecle. 2:18 Aborrecí también el haberme afanado tanto en esta vida, pues el fruto de tanto afán tendría que dejárselo a mi sucesor.
No hay un final a esta existencia terrestre hasta que cambiemos la historia en que vivimos y empezar a pensar a un camino celestial. Hasta que nos demos cuenta las bondades de Dios para con nosotros y empecemos a decir y repetir lo que Dios dice de nuestra creación y propósito divino de estar aquí, no encontraremos nuestro destino designado por Dios. Hasta que hagamos algo donde Dios sea el centro e inspiración, nuestra historia no cambiará. Hasta que entremos a lo que Dios ha preparado para los que lo aman, no habrá un final a esta apagada, insípida existencia que muchos llevan. Como dijo Jesus, “He venido a que tengan vida, y que la tengan llena.” Cuando tenemos a Dios en nuestro centro, paramos y consideramos el amor que Dios tiene para nosotros. Salmos 8:3 Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, 4 me pregunto: «¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?»
No hay un final que podamos ver sino tenemos toda nuestra visión por la vida de Dios entre nosotros. Cuando entramos a su presencia, empezamos a encontrar nuestro camino. Salmos 73:17 Hasta que entré en el santuario de Dios; allí comprendí cuál será el destino de los malvados. Con la guía de Dios encontraremos la razón y el propósito para nuestra vida. Llegaremos a ser llenos de gozo sabiendo que es sin final, porque nuestra eternidad es con nuestro Dios poderoso que extiende nuestra existencia a unas alturas inimaginables y eufóricas. Rom. 8:18 De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros.
Que cierto es este Proverbio. El malvado obtiene ganancias ilusorias; el que siembra justicia asegura su ganancia. Seguir trabando sin El Señor en este sistema del mundo no hay un final a una existencia insípida. Entra a la justicia de de Dios por medio de Cristo y no hay un final de gozo, bendiciones, satisfacción y amor que Dios siembra en nuestro corazón para descubrir y vivir. Gracias Señor, en tí no hay un final de tu amor para con nosotros. Jer. 31:3 Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: «Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad. Sí, Señor, en ti no hay un final de tu amor y bondad.
Mientras Todavía Podamos Respirar
Génesis 2:7 Y Dios el Señor formó al ser humano del polvo del suelo; entonces sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente. Desde el primer soplo de aliento que fue transferido a las nasales de Adan, fue la propia fuerza infinita...
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