Proverbios 26:27 Cava una fosa, y en ella caerás; echa a rodar piedras, y te aplastarán.
Escuché a Joan Jett cantar, “Me odio por amarte. No puedo liberarme de las cosas que haces. Quiero correr, pero regreso corriendo a ti, es el por eso que me odio por amarte.” Que analogía más perfecta para el odio de si mismo, la esclavitud en que la gente se encuentra, en un ciclo repetitivo que es tan difícil de escapar. Aveces nosotros mismos somos nuestros peores enemigos.
Esto es lo que la hipocresía permite. Deja que el pecado tome control en la vida de la persona. Cuando una persona vive en una posición de hipocresía, el pecado y la tentación que se disfruta, causa una repetitiva actividad pecaminosa. De todas maneras, porque el precio del pecado es la muerte, vergüenza y culpabilidad, se manifesta en el odio de si mismo. A este punto, el pecador se encuentra bajo un extremo de esclavitud y vulnerabilidad. Es el porqué tenemos que llegar a ser limpios y arrepentidos de nuestras hipocresías.
¿A veces, tu no has sentido esa inquietud de que acabas de ser llamado por Dios por la hipocresía en que acabas de participar? Si, yo lo he tenido. ¿Alguna ves te has arrepentido, das la vuelta y lo vuelves hacer? Si, yo lo he hecho. Mateo 23:28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.
Esto claramente me da a demostrar que tengo la necesidad de un salvador, porque no puedo producir la justicia de Dios con mi propia habilidad.
Lo único que terminaría haciendo en mi propia justicia es enterrarme más profundo, envolviéndome en mis propias promesas falsas mostrando buen comportamiento. Pero en realidad, no las puedo esconder. Prov. 26:27 Cava una fosa, y en ella caerás; echa a rodar piedras, y te aplastarán.
Necesito una eterna respuesta a las hipocresías en vida. Necesito un verdadero salvador.
Alguien pueda decir, “Pero, es que sigo cayendo en lo mismo cada vez, me siento tan mal y tan infiel.” Isa. 32:6a Porque el necio profiere necedades, y su mente maquina iniquidad; practica la impiedad. VillanÍa e hipocresía son parte de la condición caída de la humanidad, la cual Jesús dio su su propia vida. Tan real como son nuestras hipocresías, tenemos un Dios lleno de misericordia quien ve y conoce nuestro doble estándar, grandilocuencia falsa y diálogo hipócrita. Dios sabe nuestras tendencias humanas. Es por eso que El Señor nos da dirección y la guía que se necesita para salir de lo que nos hemos metido para no terminar sufriendo.
La gracia y misericordia de Dios tiene tanto que darnos, porque el amor de Dios no tiene hipocresía hacia nosotros. Su amor es genuino y perfecto. Santiago 3:17 En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. Aunque caigamos en diferentes momentos, podemos asegurarnos en el poder de nuestro salvador que nos limpia con Su sangre y nos mantiene en convenio dándonos la justicia de Dios por medio de Jesucristo. Pueda que no nos sintamos justos, pero en Cristo Jesús lo somos.
La sangre de Jesús tiene el poder de cambiar el caracter del alma para que pueda caminar en la luz del amor de Dios. Aún que caigamos una y otra vez, tenemos que seguir arrepintiéndonos. Aún más, seguir la batalla contra las mentiras de Satanás continuamente diciéndonos que Dios ya no nos ama. No es cierto, el amor de Dios no se duda, de todas maneras, nuestra reacción a Su amor es lo que nos trae arrepentimiento y curación. 1Juan 4:16 Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.
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