Proverbios 16:18 Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.
Ezequiel 28:17a A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Lucifer y los ángeles que cayeron, porque sus pecados fueron llenos de orgullo y vanidad de su magnificencia. No es de extrañar que la tentación ofrecida a Adan y Eva fue nacida en el pecado de orgullo. Génesis 3:5 Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal. Imaginen ser tentado de poder ser como Dios. La insidiosidad del pecado del orgullo no puede ser exagerado. Satanás tentó a Eva de una profundidad de orgullo envidioso, que ahora ya es parte permanente del caractér de Sanatás.
Podemos decir, que ésta vanidad y orgullo que se cuenta en en el corazón de los ángeles caídos, es el zeitgeist de nuestra era. El comportamiento narcisista ensanchada de imagen propia, que mucha gente tiene de sí mismo ha llegado a encontrarse entre la personalidad propia de nuestra generación. “Mi opinión es mi dios, y no puedes bajarme del trono de mi opinión,” ésto se escucha en todas formas y plataformas de redes actuando en exhibicionismo inculto. La arrogancia a tomado posición en la mente y han perdido la habilidad de avergonzarse. La voz vulgarmente expletiva ha llegado a ser una manera de hablar. Prov. 13:3a De la boca del necio brota arrogancia.
Los pecados de ángeles son tentaciones poderosas de sobresalir, porque estos seres angelicales eran de hecho, hermosos. Si seres súper naturales como ángeles, no pudieron alejarse de estos pecados, entonces ¿qué es lo que hace al humano pensar que puede sobresalir esta tentación del orgullo con su propia fuerza? Todos los pecados con raíces de orgullo, envidia y vanidad, necesitamos a un salvador que ya ha derrotado este pecado del todo, más tiene la capacidad de traernos a una posición de justicia, por la sangre que fue derramada por medio Jesús para nosotros. Necesitamos la guía de Cristo en nuestros pensamientos e intenciones de nuestro corazón, para vencer la maldad deslumbrante que resulta cuando actuamos con orgullo.
¿Porqué el orgullo es tan destructivo para el alma humana? Porque provoca a la humanidad el dejar de buscar, anhelar y orar a Dios. Salmos 10:4 El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. Ésto fue lo que le pasó a Lucifer cuando la envidia y orgullo llenó su corazón. Sintió que podía sacar a Dios fuera de su trono. Pensó que era más grande que Dios. Una vanidad orgullosa distorsiona la imagen entre nuestro corazón y mente.
Lucifer creyó que podía reinar sobre Dios en lugar de servirle. Isa. 14:13 Decías en tu corazón: «Subiré hasta los cielos. ¡Levantaré mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernaré desde el extremo norte, en el monte de la reunión. 14 Subiré a la cresta de las más altas nubes, seré semejante al Altísimo». Lucifer se imaginó que iba a reinar pero, exactamente lo opuesto tomo lugar. Lucifer fue expulsado del cielo a la velocidad de un relámpago. Lucas 10:18 —Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—. El pecado del orgullo selló su destino para siempre. Isa. 14:15 ¡Pero has sido arrojado al sepulcro, a lo más profundo de la fosa!
Sí queremos ser exaltados en la vida, Dios dice que seamos humildes ante la poderosa mano de Dios. 1 Pedro 5:6 Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Es tan increíble que Dios se humillo en sí mismo y llegó a la tierra como hombre. Si Dios usa la humildad para alcanzarnos con su amor, entonces nosotros también podemos ser humildes en nuestro corazón cuando expresamos amor a nuestro Padre Celestial.
No hay necesidad de orgullo, envidia o vanidad cuando estamos en comunión con Dios. Estos pecados de ángeles solo aparecen cuando se nos olvida hablar circunspectamente con Dios. No dejes que Satanás te de parte de lo quien es él. Felíz es el hombre que camina sin el peso de pecado. Salmos 32:1 Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados. ¿Quieres gozo y felicidad? Dale tu orgullo de regreso al enemigo, pues de ahí viene. Bendiciones.
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