Prov 16:24 Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo.
Lo siento mucho. Me disculpo. Estaba equivocado. Perdóname. Estas palabras son unas de las más difíciles de decir, porque la condición humana es caída por defecto, miedo de estar en lo equivocado y miedo de verse débil al decirlo. En esta era de respuestas rápidas y concisas o tener siempre la razon, el decir “perdóname, estaba en lo incorrecto” no suena muy bien y no nos deja esa baja gratificación de sobrepasar al otro ser humano. Casi siempre las persona que sienten placer en bajar a otros es porque ellos mismos están llenos de miedo y sus payasadas son enmascaradas para cubrir su propia cobardía. 2 Tim 1:7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. De todas maneras, nos equivocamos muchas veces y tenemos que llegar a la realidad de que estamos en lo incorrecto y no es algo vergonzoso. De hecho es una manera de aprender cosas nuevas en la vida.
Una de las libertades de estar en Cristo es que Jesus nos da la habilidad de sobrevivir el miedo de estar en lo incorrecto por medio de su obra redentora que está disponible para cada uno de nosotros que lo hemos aceptado como nuestro salvador. El decir “perdóname” a una persona o a Dios no es algo facil en la mayor parte de la población humana por miedo a verse débil. Es por eso que el orgullo es tan destructivo para el alma humana. El orgullo insiste en tener su propio camino y hace que que el hombre haga las cosas más terribles uno a otro.
Vemos lo que hace el orgullo en el campo batalla de Israel. El hermano mayor de David, Eliab, ve que David habla con los hombres hacerca de la situación de Goliat. Eliab empieza a desestimar a David con palabras humillantes, y luego trata de sobrepasarlo con sarcasmo. Todo lo que Eliab acusa a David es todo lo que Eliab tiene en su propio corazón y alma. 1 Sam. 17:28 Eliab, el hermano mayor de David, lo oyó hablar con los hombres y se puso furioso con él. Le reclamó: —¿Qué has venido a hacer aquí? ¿Con quién has dejado esas pocas ovejas en el desierto? Yo te conozco. Eres un atrevido y mal intencionado. ¡Seguro que has venido para ver la batalla!
“Básicamente le decía, eres un pastorcito insignificante. No eres un súper soldado como yo lo soy.” Definitivamente ahí no hay ningún lugar para decir “perdóname” en el vocabulario de Eliab. ¿Porque? Porque se necesita humildad y fuerza para poder disculparse y arrepentirse por el dolor que causó. El Arzobispo de Canterbury dijo, aveces tenemos que arrastrarnos a un valle de humildad para poder subir a un alto personaje en caracter . Humildad es el suelo en donde el orgullo tiene dificultad en llegar a crecer.
Hace unos años mi esposa me pidió que pasara comprando unas cosas del supermercado. Era en la mañana y la música que duerme los sentidos si en realidad la escuchas en estos lugares. Habían tres cajeras y dos de ellas estaban en el otro extremo, mientras caminaba a la más cercana derrepente me llene de dolor en el corazón a punto de querer llorar, pues la cajera era exacta, un doble parecimeinto hasta en color del pelo y tamaño a una muchacha que humille en la escuela de secundaria. En ese momento la verdad y entendimiento de lo que hice hace cuarenta y cinco años a su dolorosa alma fue tan palpable y real como si hubiera sido ayer. Dije, “Señor mi Dios, lo siento mucho por la manera en que la trate. Quisiera pedirle perdón si pudiera.” Y de repente sentí que el Señor me dijo, “Anda y pregúntale si puede presentase como un proxy de la muchacha que humillaste.” Números 32:23 »Pero si se niegan, estarán pecando contra el Señor. Y pueden estar seguros de que no escaparán de su pecado. Todavía no habían clientes con ella, entonces me le acerqué y le dije, “Esto te podría parecer extraño pero eres muy parecida a una muchacha con quien yo fui a la escuela básica.” Y entonces le confesé mi pecado y le explique a la joven mi necesidad de pedirle perdón y si podía estar como proxy de ella y perdonarme. Ella lo que me dijo realmente fue, “Me pongo en proxy por ella y te perdono por lo que hiciste.” Sentí que el peso del mundo se me cayo de los hombros en ese momento y le agradecí a mi señor por Su bondad.
Mientras Todavía Podamos Respirar
Génesis 2:7 Y Dios el Señor formó al ser humano del polvo del suelo; entonces sopló en su nariz aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente. Desde el primer soplo de aliento que fue transferido a las nasales de Adan, fue la propia fuerza infinita...
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