Proverbios 11:6 La justicia libra a los justos, pero la codicia atrapa a los falsos.
Aveces la gente dice opuesto a lo que realmente quieren decir. Ellos lo dicen para proteger su dolorosas experiencias en el pasado, sus corazones frágiles, y en algunos casos, su egoísmo. Por ejemplo, alguien pueda decir, “Yo no creo que el casamiento es para mi.” Pero lo que realmente está persona quiere decir es, “Yo creo que no hay una persona que me ame.” Otra persona pueda decir, “No creo que pueda lograr esta meta.” Pero lo que realmente quiere decir es, “No tenga esa valentia que se necesita para hacer esta meta.” Estas malas auto-imagines no es como Dios nos ve. Así es como Satanás no ve, y no tiene ningún problema en decírnoslo a gritos.
Deberíamos de decir lo que realmente quisiéramos decir. Mateo 5:37 Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.
Si yo te miento, soy un mentiroso. Pero, si me miento a mi mismo, entonces soy un tonto. Ser sinceros con uno mismo es tan importante como como ser sinceros con Dios así como a nuestro prójimo. Prov. 11:6 La justicia libra a los justos, pero la codicia atrapa a los falsos.
Dios siempre dice lo que realmente quiere decir. Cuando Dios te dice que te ama, ¡Lo dice en serio! El Señor nos recuerda que no nos miente. Núm. 23:19 Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice? La palabra de Dios nunca regresa vacía. Su palabra es llena de promesas con las que podemos confiar. Nuestro Padre Celestial siempre nos dice lo que realmente quiere decir. Isa. 55:11 Así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos.
Nuestro Señor Jesucristo, aveces ofendía mientras ministraba la verdad a su gente. Jesús decía lo que quería decir y era muy claro saber a que se refería. Mateo 23:15 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes. Que más claro, Jesús decía todo muy claro de lo que estaba pasando. El decía lo que era verdadero y lo que estaba pasado a plena vista.
Estamos siendo entrenados a través de una agenda de policía en nuestro pensar, llegando a ser inundados con el uso de correcciones políticas en nuestras comunicaciones diarias. Hoy más que nunca, necesitamos decir lo que realmente queremos decir. Es tan refrescante saber que cuando Dios dice algo, es claro y preciso. No tenemos que dudar de Dios y su palabra, así como sus directas instrucciones. Isa. 46:11b Lo que he dicho, haré que se cumpla; lo que he planeado, lo realizaré.
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