Proverbios 16:18 Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.
En el mundo donde la maldad abunda, y en muchos casos se practica, se admira y aun se defiende como un derecho personal de participar en lo más despiadado que es el orgullo. CS Lewis dijo, “El orgullo es un cancer espiritual.” Este pecado es una maldad insidiosa porque todo pecado viene de esa raíz. Puede que el orgullo sea arrogancia, presumido o muestra de falsa humildad, es muy feo y causa un mal olor que se penetra en la condición humana. Cuando el orgullo hace su recorrido en el corazón de un individuo, trae destrucción al quien vive con la arrogancia que ha escogido. Prov. 16:18 Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.
Fue una obsesión consigo mismo quien destruyó a Satanás y es la misma burla de envanecimiento que está en la raíz de cada imaginable maldad. Eze. 28:17a A causa de tu hermosura te llenaste de orgullo. A causa de tu esplendor, corrompiste tu sabiduría. Fue un orgullo santificante que persuadió a una tercera parte de los ángeles que llegaron a ser rebeldes contra Dios. Fue el orgullo que engaño a Eva a pecar. La satisfacción misma en el orgullo y celos provocó a Caín acecinar a su hermano. Orgullo religioso que residía entre la justicia propia que tenía el sacerdote quien causó la crucifixión de Jesús. Hasta hoy día el narcisismo orgullo ha causado muchos a rechazar la salvación. Hechos 16:28 —Un poco más y me convences de hacerme cristiano—le dijo Agripa.
En un futuro no muy lejano, lo horrible del orgullo humano permitirá que el anticristo establezca su reinado de terror. Aun así, mientras las almas de la gente nada entre la oscuridad del pecado, no se arrepentirán, aun en medio de su miseria dolorosa. Apoc. 16:11 Y, por causa de sus padecimientos y de sus llagas, maldecían al Dios del cielo, pero no se arrepintieron de sus malas obras. Media ves Satanás tenga al hombre o mujer viviendo de su corazón orgulloso, el agarre de su evanecimiento llega a ser difícil de sobresalir.
Le damos gracias a Dios por Jesús quien puede romper toda esclavitud que hay. De todas maneras tenemos que arrepentirnos de este pecado y entregar nuestro corazón vulnerable a Dios para que Él pueda sanarlo de los efectos de esta iniquidad. El amor de Dios conquista todo. Cuando leemos lo que el amor es, nos damos cuanta que es completamente opuesto al orgullo. 1 Cor. 13:4a El amor es paciente, es bondadoso. 6b Sino que se regocija con la verdad. 7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Cuando leemos lo que no es el amor, nos damos cuenta que es el orgullo obrando. 1 Cor. 13:4b El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
Se dan cuenta, que el orgullo es lo opuesto a lo que es el amor. Si queremos conquistar el orgullo, tenemos que hacerlo con el amor de Dios que obra entre nosotros. Si alguien le está costando amar, la probabilidad es que el orgullo ha entrado al corazón. De una manera, este pecado a entrado a interrumpir la capacidad de poder amar. Entonces arrepentimiento es necesario para superar el orgullo y demostrar amor auténtico. Podemos hacer esto en fe en la obra finalizada en la cruz y la sangre de Jesucristo quien nos limpia de todo pecado.
¿Porqué es que Satanás promueve este pecado en particular entre la raza humana? Porque media ves el orgullo ha puesto un pie en la vida de la persona, la probabilidad de buscar a Dios para respuestas empiezan a declinar. Salmos 10:4 El malvado levanta insolente la nariz, y no da lugar a Dios en sus pensamientos. Imagínense no tener lugar para Dios en todo o en ninguno de tus pensamientos. Que existencia más insípida sería. No hermanos, Jesús vino para que tengamos vida y tenerla en abundancia. El orgullo dejará de darnos vida abundante y lo más malvado de todo llegara a ser la suerte de tu vida.
Entonces, pongamos a un lado el pecado que tan fácilmente nos engaña a ser auto absorbidos y pedirle a Dios que nos de la fuerza de sobresalir el más infame de las tentaciones. Heb. 12:1b Despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Pardre, en el nombre de Jesús, ayúdanos a sobresalir este pecado del orgullo, que busquemos tu salvación en el gozo y en la victoria del Señor. Amén!
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