Prov. 25:11 Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo.
Hay un dicho judio que dice: El lápiz duele más que la flecha.
¿Qué podemos creer? En este sobrecargado mundo de información que corre a paso que nadie puede alcanzar y llega de muchas maneras que puede llegar a ser abrumador y desorientado. Nuestros sentidos son inundados con información sobrecargada. Dios nos advierte que va a llegar el tiempo cuando la información y conocimiento crecerá a una gran velocidad. Dan. 12:4 »”Tú, Daniel, guarda estas cosas en secreto y sella el libro hasta la hora final, pues muchos andarán de un lado a otro en busca de cualquier conocimiento”. Aún, con toda esta información que viene hacia nosotros con una fuerza de tsunami, la palabra de Dios es distinguida en nuestro corazón porque la palabra de Dios es viva. Heb. 4:12 Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. La palabra de Dios no es una alfombra sin vida. Respira el amor y el diseño final intentado por Dios para nosotros. La palabra está viva porque Jesus es la palabra que vino y vivió entre nosotros. Juan 1:14 Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
La palabra de Dios puede llegar a ser bálsamo al alma o punza con una fuerza notable de convicción. Esto llega a causar arrepentimiento total o una cólera absoluta con odio hacia Dios y su gente. Para la persona que rechaza la palabra de Dios por su punto de vista personal, estilo de vida o rebeldía, la palabra de Dios puede llegar a ser una experiencia punzante a su consciencia. La palabra de Dios no siempre se siente con comodidad o sanidad si estamos llevando una vida contraria a su intento. Hay un grande y sustancial propósito que la palabra tiene, no solo el momento de sentirse bien con el amor de Dios obrando en nosotros y entre nosotros. La Palabra de Dios nos instruye, nos corrige, nos limpia y nos entrena para una vida justa. 2 Tim. 3:16 Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia.
La palabra de Dios puede ser un bálsamo de sanidad en tiempo difícil en la vida, o puede ser una presencia fastidiosa recordándonos constantemente nuestras deficiencias. Como respondemos a lo que está tomando lugar en nuestro corazón porque la palabra viva está obrando su propósito, es cosa de nosotros en nuestro libre albedrío lo que escogemos entre la relación que tenemos con Dios. La relación personal que tenemos con la palabra de Dios es nuestro para recibirlo con gozo o evitar el incómodo esfuerzo. Deut. 12:28 »Ten cuidado de obedecer todos estos mandamientos que yo te he dado, para que siempre te vaya bien, lo mismo que a tu descendencia. Así habrás hecho lo bueno y lo recto a los ojos del Señor tu Dios.
¿Y con nuestras palabras entre nosotros? Leí una cita esta semana que decía, “Hay dos cosas que recordar en esta vida: cuidar nuestros pensamientos cuando estamos solos y cuidar nuestras palabras cuando estamos con otros.” ¿Son nuestras palabras que levantan la vida o son vacías drenado la vida? ¿Hemos llevado vida a este mundo duro con palabras sagradas del amor de Dios? Las palabras que salen de nuestra boca pueden elevar o derrotar. Podemos animar o intimidar al prójimo, sanar o punzar palabras. Parece ser como estar de moda el menospreciar cada esfuerzo realizado para mejorar el bienestar de las personas. De todas maneras, como raza humana podemos hacer mejor si queremos. Tenemos que recordar que Dios ama al mundo entero y nuestras palabras nobles son el bálsamo y miel que atrae al mundo hacia Dios. Juan 3:16 »Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Nuestras palabras tienen el poder de vida o muerte. Permitamos estar dispuestos a tener una vida con abundancia dando palabras de vida entre nosotros y veremos sanasion entre las naciones. Prov. 18:21 En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto. Bendiciones a todos nosotros.
Pequeño Asunto
Jeremias 32:27 «Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí? Le pedía a Dios que me ayudara con algo pequeño esta semana y me di cuenta de que lo que estaba pidiendo era un asunto pequeño en comparación con las guerras...
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