Proverbios 20:18 Afirma tus planes con buenos consejos; entabla el combate con buena estrategia.
Santiago 4:1 ¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? Esto verdaderamente es una guerra muy dentro de nuestra vida que puede y va desgarrando a pedazos y dejamos hacerlo. Rabiosos en la carretera de algo muy pequeño puede escalar a una fecha en la corte por homicidio vehicular. Vecinos gritando y pegando con lo que tienen a su alcance con un puño lleno de ira, solo porque alguien se cruzó en el césped. Un par de viejos en un estacionamiento dándose a puñetazos por un lugar para estacionarse. La razón por el enojo puede que empezó en primer lugar, haber sido legítimamente, así como todos hemos tenido que lidiar con la gente con quien no nos llevamos bien. De todas maneras, dejar que nuestro enojo sobre reaccione en guerra, es una brecha a nuestra alma que expone la verdadera condición de nuestro corazón. Mateo 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias.
La canción de protesta de la contracultura War (Guerra) de Edwin Starr en 1970 todavía lleva la misma pregunta, y la respuesta sigue siendo la misma hoy día, “Guerra, ¿Para qué es buena la guerra? Para absolutamente nada” Guerra en contra de uno al otro no es bueno para nada, pero la guerra en contra del enemigo que tenemos en común de nuestra alma debería de tener dedicación por tiempo completo para destruir las obras de las tinieblas. Prov. 20:18 Afirma tus planes con buenos consejos; entabla el combate con buena estrategia. Satanás ha declarado una guerra a los habitantes de la tierra y ha estado incitando a la gente a concentrar su ira y satisfacción de la vida peleando uno al otro por las más pequeñas transgresiones. Es el príncipe de las tinieblas es, con quien deberíamos de estar peleando con las armas que Dios nos ha dado. 2Cor. 10:4 Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
La guerra furiosa entre nosotros es el resultado del pecado que ha estropeado nuestra alma, causando separación de Dios el Padre y entre nosotros. La ira y el sentir vulnerabilidad son híper-sensacionalismo del poder demoníaco que influye en la mente de las personas y en sus corazones. Efes. 6:12 Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Es como si estuviéramos peleando una guerra en dos frentes, una entre nosotros y la otra contra el enemigo de nuestra alma. No es de extrañar el porqué tenemos esa presión de rematar con alguien. En la historia también nos muestra que el pelear una guerra en los dos frentes raramente resulta en victoria. Entonces, necesitamos un salvador quien ya ha derrotado a Satanás y entregar a Jesús la razón la cual tenemos esa guerra en nuestra vida para mantenernos victoriosos en Cristo.
Nos mantenemos empeñados en advertencias contra cualquiera y contra cualquier cosa que llega a nuestra vida sin ser guiado por el Espíritu Santo. No veremos las estrategias contra nosotros, y abandonaremos muchas de las bendiciones de Dios que están dispuestas para nosotros. Podemos terminar convirtiendo nuestra guerra artificial en un ídolo personal de martirio. Mírenme, “yo soy el único quien está peleando por la iglesia. Soy el único con quien Dios puede contar,” y todo lo retórico que viene de la auto justicia. Jonás 2:8 »Los que siguen a ídolos vanos abandonan el amor de Dios.
En primer lugar, somos hijos de paz. La guerra entre nosotros puede ser conquistada con la paz de Dios que está dispuesta para nosotros. Recuerda, Jesús, quien vive en nosotros, es el Principe de Paz. La clave es llegar a tener disciplina en entregar a nuestro Señor lo que escogemos sobre las cosas que batallan nuestro corazón. Si, tenemos que hacer batalla en fe cuando Dios nos guía en una guerra, además, Dios sabe cómo ayudarnos con Sus batallas porque la batalla le pertenece a Él. No estamos en batalla solos. Como le dijo David a los Filisteos. 1Sam. 17:47 Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos. El ministerio de paz es nuestra llamada, y nuestros pies están cubiertos en paz para que donde quiera que vayamos, la paz de Dios viene con nosotros. Efes. 6:15 Y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz.
Jesús nos ha dado la manera de pelear la buena batalla en fe, y es en dejar que la palabra de Dios nos de dirección a nuestra vida y a nuestro corazón. Es el darle a Dios la situación que nos derrota y trae división entre las iglesias y entre nuestros amigos y familia. El Señor ya ha ganado la batalla que está hirviendo entre muy dentro de los corazones de las personas. Solo tenemos que declarar un rendimiento completo de nuestra vida a nuestro Salvador quien nos ama. Miqueas 4:3 Dios mismo juzgará entre muchos pueblos, y administrará justicia a naciones poderosas y lejanas. Convertirán en azadones sus espadas, y en hoces sus lanzas. Ya no alzará su espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. Si, Señor, que caminemos en tu paz. ¡Amén!
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