Prov. 25:16 ¿Hallaste miel? Come lo que te basta, No sea que hastiado de ella la vomites.
Una vez escuché a alguien decir, “Demasiado de algo bueno hará que eventualmente perdamos interés y nos disguste lo que esa buena cosa es”. Yo diría que mucho de cualquier cosa que no sea guiada por Dios se convertirá en algo común y perderá su brillo sin importar cuán buena sea la cosa. El Señor debe estar en nuestras elecciones diarias o llegaremos a convertirnos en ingratos por lo que tenemos en abundancia el día de hoy que no teníamos hace algunos años. Deuteronomio 6:12 cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
Cuando tenía 16 años trabajaba en una tienda de ropa para caballeros y guardábamos las cajas de zapatos que los clientes no deseaban. Una vez acumulábamos 24 cajas, las cambiábamos en la panadería de la vecindad por donas con miel. La panadería usaba las cajas de zapatos para empacar almuerzos para las tripulaciones de constructores de tuberías que trabajaban en el área. Para mí, en 1968, las donas eran un obsequio maravilloso y poco común pero desde esa época se les ha quitado el lustre porque las donas ya no son una rara especialidad. Puedes tirar una piedra y darle a un Tim Horton´s o una docena de otros tipos de ventanillas de comida rápida que satisfacen los deseos de las células grasas gritando por recibir crema dorada. Deuteronomio 8:11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy.
¿Qué le ocurrió a ese obsequio poco común? Las donas se han convertido en algo común y han perdido su toque especial debido a la oferta sobre-abundante derivada de nuestra demanda consumista. Esta oferta común se da en casi todo lo que consumimos en este mundo. En poco tiempo lo que antes era único y especial se obtiene por montones en la tienda de al lado. No me quejo. Simplemente observo una tendencia que puede llevar a un espíritu de derecho, y pronto llevarnos a un horrible caso de ingratitud.
Aún un cristiano fuerte puede quedar atrapado en todas las ofertas de los altares del mundo en las tiendas. Marcos 3:27 Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa. Gracias a Dios que en nuestra debilidad Él es fuerte y nos da la aradura de Dios para protegernos de los trucos del enemigo que intenta destruirnos. Efesios 6:10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
¿Cómo nos mantenemos los cristianos caminando con fuerza? No creo que un voto de pobreza o unirse a un monasterio sean las respuestas. No, la respuesta está dentro de nosotros. Judas 1:20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo. ¿Cómo podemos hacer que cada día sea especial nuevamente? 1 Tesalonicenses 5:18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. Algunos pueden decir que tengo una visión tipo Poliana del mundo que invade nuestras vidas cristianas. No es así. Digo que la palabra escrita de Dios en su simplicidad sigue siendo la única cosa que nos puede ayudar a atravesar el valle de las sombras de la muerte mientras nos mantiene fuertes. La sangre limpiadora de Jesús que lava todos nuestros pecados en este mundo es el único bálsamo sanador que nos da el derecho de llamar el nombre del Señor para que trabaje el milagro necesario en nuestras vidas. Isaías 47:4 Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel. Cierto, soy un hombre fuerte en Dios que cae en debilidad, pero mi Dios es fuerte todo el tiempo y nada es imposible para Él. ¡Jesús es el Señor!
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