Proverbios 25:19 Confiar en gente desleal en momentos de angustia es como tener un diente cariado o una pierna quebrada.
Vi estrellas, empezaron las lágrimas después de golpearme el dedo gordo del pie con una placa de acero de cuarenta y cinco libras que estaba usando para hacer ejercicios. Al caminar de ahí, volví a golpear mi dedo con una de las pesas que acababa de usar, ay, ay, ay! exclamé, pues podía jurar que escuché el golpe. “Oh Padre Celestial,” dije, mientras cojeaba, y me dije, “Norm, escúchame, esto no es una excusa para que no termines tu entrenamiento con las pesas!”
Incluso si cojeas, no dejes de creer en la palabra de Dios para sanarte y restaurar lo que necesitas en la vida. Aun si estás de espaldas, sigue creyendo en Dios que te ayude, sigue tu posición en pie en la plenitud de sus bendiciones. Mientras estás con dolor, sigue creyendo en busca de alivio y restauración. Incluso si cojeas, sigue caminado hacia las bondades Dios. Prov. 30:1b Cansado estoy, oh Dios, y débil.
La clave a nuestra victoria, es nuestra esperanza y confianza en la personalidad de Dios quien no miente. Núm. 23:19a Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. La pregunta que debemos contestar viene de ¿A quien vamos a confiar, a Dios, o a toda la variedad de supuestos, que la humanidad cree que tiene? Prov. 25:19 Confiar en gente desleal en momentos de angustia es como tener un diente cariado o una pierna quebrada. El sistema del mundo solo puede ofrecer un parche como ayuda deficiente, que no llega a la perfección de Dios. Solo Dios puede darte un ayuda verdadera que necesitas en ese momento de tu sufrimiento. Nuestro Señor tiene todas las repuestas con las que nos enfrentamos en la vida.
En el evangelio de Lucas, leemos la historia de los diez leprosos que estaban distanciados clamando a Jesús por ayuda. Era mientras estaban enfermos en un estado de carne-bacteriana que sufrían, cojeaban hacia Jesús, pidiendo misericordia. Eran rechazados, exiliados y explotados por la gente. Nadie podía tocarlos o abrazarlos. Fueron dejados solos a que sobrevivieran en la afueras de los basureros. Ellos cojeaban hacia la presencia de Jesús por ayuda de lo que necesitaban, lo más cerca que la ley permitia.
Jesús los reconoce como almas redimibles y les habló a sus vidas, con instrucciones que les daría esperanza en su futuro. Lucas 17:14 Al verlos, les dijo: —Vayan a presentarse a los sacerdotes. Resultó que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Mientras ellos obedecían, se estaban dando cuenta que ya no estaban cojeando. La sensación que los estaba comiendo vivos ahora les estaba llenando de una sensación de gozo. El acto de fe en las instrucciones de Jesús les estaba limpiando la piel enfrente de los ojos de cada uno. Incluso mientras cojeaban, ellos hicieron lo que Jesús les dijo y sanarse fue su testimonio.
Confía en Jesús de todo corazón, en la única manera que tendremos victoria sobre lo que estamos sufriendo. Prov. 3:5 Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. No importa cual es el problema. Dios puede y lo hace si se lo pedimos. De todas maneras, tenemos que hacer lo que Jesús dice para sobresalir los defectos que nos hace cojear.
Tenemos que poner una completa confianza en el Señor. Su palabra y el amor que tiene para nosotros, incluso si cojeamos, no tenemos que dejar de creer en Dios. Problemas vendrán, y batallas también, pero aquellos que creen en Jesús van a ser salvos. Isa. 40:31 Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. No usemos como excusa que estamos mal, para el dejar de venir a Dios, usémoslo para buscar a Dios. Bendiciones, sanidad y paz sobre todos nosotros.
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