Prov.12:25 La congoja en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra.
El entrenador Gary Kubiak dijo. “Los tiempos difíciles no duran pero la gente fuerte sí.”
¿Cómo puedo lograr que entre una buena palabra a mi corazón cuando tengo el corazón cargado y este peso me hace tropezar? ¿Cómo puedo voltearme para ver hacia arriba a Dios y no enfocarme en todas las desventuras que se han apilado en las últimas semanas, meses, años? Primero, agradece a Dios por sus misericordias que nos llegan cada mañana y, sí, podemos volver desde una posición de fe, aún poquita fe. Lamentaciones 3:22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. 23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Nuevamente, agradecer a Dios pues es Él quien me ayudará a levantarme en los tiempos difíciles. Salmo 3:3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. No estamos solos en nuestro caminar en Cristo. El Espíritu Santo está dentro de nosotros confirmando que Jesucristo es el Señor y que Él ha superado al mundo. Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. No necesitamos tener una vida cargada de derrotas. No puedes decidir la duración de tu vida, pero puedes controlar cómo vivirla. Bueno, pues deseo vivirla en Cristo desde una posición de victoria. Ahora ¿cómo lo logro?
La manifestación prometida por Dios de una oración de fe cambiará la oración de sustancia a materia. Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. ¿Por qué algunos sienten que es difícil creer que la oración puede cambiar las cosas? Algunos sienten que es particularmente difícil creer cuando hemos tenido una larga temporada de tiempos difíciles. Tal y como dice mi amigo Scott, “El acto de la oración trae un resultado similar a las leyes de la naturaleza. La sublimación es un sólido que cambia a gaseoso. La condensación es cuando un gas se torna líquido.” Scott dice, “si estas leyes básicas nos entornan, ¿entonces por qué no puede Dios, quien creó estas leyes de la naturaleza, cambiar la situación por la que estamos orando? ¿Por qué pensamos que es difícil que Dios cambie lo que pedimos en el espíritu, cuando no le resulta difícil manifestarse en la naturaleza y aparecer como materia o sustancia ahora?” ¿Acaso Scott se está poniendo técnico? Sí, pero está en lo cierto. Mateo 18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
La oración lo cambia todo. Jesús creía en esto porque oraba todo el tiempo. Cuando Jesús eligió a sus apóstoles, de entre sus discípulos, lo hizo después de haber orado. El Señor recibió sus instrucciones de Su Padre sobre a quién debía elegir. Lucas 6:12 En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. 13 Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles. Esto funciona de la misma manera hoy en día, como en oración, para poder elegir a nuestros socios en los negocios, a nuestros amigos o (terreno pantanoso aquí) a nuestro cónyuge.
Cuando Jesús quería pedir dirección, oraba. Marcos 1:35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Poco después de este tiempo de oración, Jesús les dijo a sus discípulos. Marcos 1:38 El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. El Señor sabía qué hacer porque había recibido instrucciones de oración para ir al siguiente pueblo y orar allí. Podemos hacer esto hoy en día al comenzar un trabajo o un negocio. Al comprar una casa o al buscar instrucciones de hacia dónde deberíamos movernos. Llevémoselo al Señor en oración.
Hay algo poderoso en la vida de oración de Jesús, porque sus discípulos querían lograr lo que Jesús logró a través de la oración. Lucas 11:1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos. ¿Es esto lo que nos falta, el deseo de aprender cómo orar?
En la hora más obscura del Señor, Él oró por nosotros. Lucas 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. 46 Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró. La última acción del Señor como humano fue la oración. En medio de la locura y dolor de la cruz, Jesús oró por nosotros. Esto me dice que sin importar cuán difícil se torne la vida, debemos seguir orando. Me he estado enseñando a mí mismo en este blog. Necesitaba escuchar su palabra en mi espíritu para que mi corazón no pesara. Una buena palabra hace que el corazón esté feliz. Gracias, Señor, por tu perdón y por ministrarme. Una vez más traeré mi vida hacia ti en oración y hare que valga la pena. Amén.
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