Proverbios 3:11 Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Algunos cristianos no practican con el arsenal que se les ha dado de nuestro Señor. Mientras sus corazones están participando en placeres de pecado en este mundo, se mantienen inmaduros. Cuando llega la crisis, se llenan de temor. Corren a la Palabra de Dios buscando por una instantánea liberación. Entonces, como no practican todos los días con la palabra de Dios, se encuentran no especializados en la palabra de justicia y llegan a ser víctimas de su propia tontería. Heb. 5:13 El que solo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho.
En apóstol Pablo le escribió a los Elíseos. Él les instruye que se pongan la armadura de Dios completa para enfrentar la batalla, peleando, vencer y sobresalir los ataques del enemigo que van en camino hacia ellos. Efe. 6:11 Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. El Señor también nos instruye que caminemos mientras hay luz del día para que podamos ver claramente nuestro camino en la vida. Juan 11:9 —¿Acaso el día no tiene doce horas? —respondió Jesús—. El que anda de día no tropieza, porque tiene la luz de este mundo.
Estás simples instrucciones se nos han dado para que nosotros, los soldados de Cristo, practiquemos la palabra de justicia todos los días. Por medio de nuestra fiel dedicación entrenando la palabra de Dios, cuando la verdadera batalla llegue sobre nosotros, podemos confiadamente declarar la palabra de Dios y estar en batalla eficientemente con la espada del Espíritu Santo y su palabra de exactitud. Efe. 6:17 Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. En realidad, si podemos estar preparados para la batalla diabólica que viene a nosotros por el resto de nuestra vida. Pero Gloria a Dios, que tenemos la palabra iluminada que derrota al enemigo. Tenemos la espada de las espadas.
La palabra de Dios fue el arma más afilada que existe, es ahora, y será para siempre. Heb. 4:12 Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. El Señor nuestro gladiador quien ejerce desde nuestro corazón puede derrotar cualquier cosa que el enemigo lanza hacia nosotros. La cosa con que tenemos que estar confiados es el estar ejerciendo lo que el Espíritu Santo nos da usando Su dirección y disciplina. Prov. 3:11 Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Como soldados en el servicio del Señor, no temamos o nos preocupemos del caos del mundo que esta constantemente al rededor de todo el año. Practiquemos la presencia del Señor para hacernos expertos y hábiles en la justicia que se nos ha dado por medio de Cristo. 2Tim. 2:4 Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles. Cuando Jesús nos llamó a ser sus seguidores y aceptamos los términos, nos alistamos en el reino de Dios. Ya no servimos a nuestros corazones carnales, al contrario, servimos al Señor en amor.
Llegar a ser experto en regalo de nuestra justicia y poder de la palabra de Dios, en una entrega y dedicación de por vida. No somos cristianos de medio tiempo, sino somos la mano extendida en esta tierra. Usamos la palabra de Dios – Como Su gladiador para bendecir, animar y hacer el peso leve a aquellos que caminan buscando respuesta a su propósito. Que seamos bendecidos en lo que Dios nos llama a ser y pelear la buena pelea en fe. En el nombre de Jesús.
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