Proverbios 16:5 El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes.
Dios dice en Mateo 5:5 Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia. Bendito sea el que se deja enseñar, pues ellos heredarán una relación con Dios que trascenderá noción de valor que se encuentra en cualquier lugar de la tierra. Aunque la promesa es heredar la tierra, recibiremos aun mucho más que la paz de Dios en esta tierra. Ser humildes quiere decir, que mientras las lecciones de Jesús son aplicadas, creceremos a una madurez, donde descasaremos calladamente en el altar de Dios, presentándonos como un sacrificio vivo. Nuestra vanidad será cortada de nuestra alma y bendeciremos al Señor en una alabanza verdadera.
Saúl de Tarsís era cegado por la pasión que tenía por Dios. El no podía ver el nuevo plan de salvación de Dios. Fue solo después cuando Saúl retorciéndose en el altar de Dios por unos días, que su orgullo se deshinchó y fue cortado de su alma, llegando a ser un sacrificio de alabanza hacia El Señor. Salió del altar de Dios como Apóstol Pablo, quién llevaría el evangelio de Cristo ser conocido por todo el mundo. Mira lo que El Señor puede hacer cuando nosotros nos presentamos como un sacrificio vivo.
Satanás tentó a David tomar un censo en Israel. 1Chron. 21:1 Satanás conspiró contra Israel e indujo a David a hacer un censo del pueblo.
Eres tan vanidoso David que crees que la nación de Israel es acerca de ti. Satanás uso la vanidad de David de ser rey y líder para ignorar la autoridad de Dios sobre la nación. Empezó a creer que él estaba en control y pasó por alto el hecho que Israel le pertenece a Dios y no a él mismo. Prov. 16:5 El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes.
David tuvo que rendirse en el altar del Señor y dejar que la justicia de Dios le trajera perdón a su pecado. 1Chron. 21:8 Entonces David le dijo a Dios: «He cometido un pecado muy grande al hacer este censo. He actuado como un necio. Yo te ruego que perdones la maldad de tu siervo». La consecuencia de este pecado vanidoso cuesta muchísimo a en la vida de las personas. Cuando sentimos que Dios demanda mucho en nuestra vida, no es solo para nosotros que Dios nos transforme de gloria a gloria. Sino también es para los que están en nuestra esfera de ser afectados. Somos tejidos juntos en Cristo, y por eso uno afecta al otro. Tu milagro llega a ser mi milagro y tu victoria llega a ser mi victoria. Tus bendiciones me bendicen, y al mismo tiempo, tu caída al pecado afecta mi vida también, porque somos uno en Cristo.
La palabra narcisista se ha usado mucho últimamente en los últimos años. Vanidad a llegado a ser una configuración predeterminada en muchas vidas de las personas. Satanás no ha dejado de usar esta tentación jugosa en la raza humana. Funcionó en el Rey David y en millones de personas antes que él hasta hoy día. Todos tenemos que vernos en el espejo de vanidad y determinar si vamos a ser seducidos con susurros de que tan Grandes somos. No hermanos. Nosotros solo somos grandes para Dios si Él nos guía en gracia y justicia. Salmos 18:35 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Que lleguemos a presentarnos como un sacrificio vivo al altar de Dios y entrar en una verdadera adoración. En el Nombre de Jesús.
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