Proverbios 4:17 Su pan es la maldad; su vino, la violencia.
Mi esposa y yo estábamos hablando de todas las injusticias y violencia que han tomado lugar en Centro América. Ella ha sido ciudadana Canadiense la mayor parte de su vida, pero todavía tiene a sus hermanos que viven en Centro América y escuchamos de las dificultades que a veces pasan. Otro comentario que salió en nuestra conversación fue que, “El mundo parece de no ser feliz, al menos que hayan grupos a quienes odiar.” Juan 4:9 Pero, como los judíos no usan nada en común con los samaritanos, la mujer le respondió: —¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?
Durante toda mi vida, siempre han habido emigrantes, refugiados o gente desplazada que se supone que tengo que odiar y tenerles miedo. En los años cincuenta, el insulto era, “Prefiero ser muerto que rojo” después era, “Téngale miedo a la gente de – barco porque ellos tomarán tu lugar de trabajo.” Hay muchos dichos que tiene doble sentido que han llegado a ser algo común por decir. Ésta propaganda de miedo ha llegado hasta hoy día y a veces se ha infiltrado hasta en la iglesia. Escuché esta declaración que creo que expresa nuestro miedo humano interno. “Los dientes que roen nuestros huesos a menudo son nuestros propios dientes.”
Siempre va haber una nación, cultura o un grupo de gente que escupe una mentalidad en la que está, por nuestros miedos y prejuicios. Aun así, Dios creo estas naciones para Él mismo y para su propósito. Salmos 86:9 Todas las naciones que has creado vendrán, Señor, y ante ti se postrarán y glorificarán tu nombre. Nuestro Señor expresadamente nos dice que salgamos al mundo y compartamos el amor y las nuevas noticias de Dios. Marcos 16:15 Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura. Tú no puedes compartir algo que no tienes. Si no tenemos el amor de Dios en nuestro corazón entonces, ¿cómo podemos darlo?
Hasta este punto e nuestra historia, hay una gran cantidad de odio en desorden en éste mundo. Todos odian a alguien por una cosa u otra. Mateo 24:12 Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará. Muchas manifestaciones se han hecho violentas, quien grita más entre las personas similares del mismo vecindario. El pan de violencia ha llegado a ser la comida familiar entre los insatisfechos. Prov. 4:17 Su pan es la maldad; su vino, la violencia. Si necesitas algo para odiar, odia al verdadero enemigo, el pecado, la codicia y el mal agradecimiento.
Aunque todos los manifestantes obtengan lo que querían, en poco tiempo, el vacío que tienen en su corazón mal agradecido, luego van a pulsar por algo más. Violencia e irá fulminante solo puede producir más de la misma cosa. No puede crear una paz real. Violencia engendra violencia. Génesis 4:23 Lamec dijo a sus mujeres Ada y Zila: «¡Escuchen bien, mujeres de Lamec! ¡Escuchen mis palabras! Maté a un hombre por haberme herido, y a un muchacho por golpearme.
Es el corazón de Dios de dónde viene cada nación a adorarlo en Espíritu y en verdad. Apocalipsis 15:4b Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de tu justicia». ¿Cuánto es todo? Todo, quiere decir todas las naciones. Dios no necesita nuestro permiso para invitar a quien Él quiere en Su reino eterno. Este es el plan eterno de Dios y estamos invitados a ser parte del plan y no es de nosotros el determinar quiénes sentimos que merezcan ser parte de este regalo.
Juan 3:16 »Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Cualquiera quien toma gran parte de la población de en este mundo. El Señor nos pide que nos amemos uno al otro y que seamos la mano extendida de Dios a toda la gente de este mundo. Nuestro Padre Celestial es quien juzga a lo que necesite ser juzgado. Dios es quien sabe cómo juzgar porque su juicio también tiene gracia por dentro para que todos tengamos la oportunidad de arrepentirnos. Mateo 24:14 Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
Bajemos la horca que tenemos de odio, lista para perseguir a cualquiera que se nos ponga en el camino, al contrario, seamos parte del plan de Dios, paremos el odio. Cada uno de nosotros que hemos aceptado a Cristo éramos antes un enemigo del reino Dios. Aun así, mientras éramos pecadores perdidos en nuestras transgresiones y pecados, Dios nos estaba amando. Todos somos descendientes de un grupo de gente o nación. ¡Todos somos un cualquiera que! Cambiemos todos el pan de violencia por el pan de vida que viene por medio de Cristo. En El nombre de Jesús, amén.
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