Prov. 30:15 »La sanguijuela tiene dos hijas que solo dicen: “Dame, dame”. »Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice “¡Basta!”:

      La maquinación del diablo cómo trabaja su estrategia para destruir nuestra alma nunca va a parar en este lado de la vida. Satanás está empeñado a causar el mayor daño que pueda, dolor y destrucción en este corto tiempo que le queda. Dios puso fuego en Satanas que lo está consumiendo hacia una quemadura contundente. Eze. 28:18 Has profanado tus santuarios, por la gran cantidad de tus pecados, ¡por tu comercio corrupto! Por eso hice salir de ti un fuego que te devorara. A la vista de todos los que te admiran te eché por tierra y te reduje a cenizas. El diablo está luchando una guerra en los dos frentes; y la iglesia de Dios en el otro lado. No hay descanso o paz para nuestro enemigo mientras se está consumiendo por el poder de Dios por adentro y fuera. Isa. 48:22 «No hay paz para el malvado», dice el Señor.
       El arma más usada para distraernos del amor de Dios es el placer de pecar por una temporada. Pecando nos divertimos, pero aun así, la diversión llega a su final mientras va tomando nuestra vida por medio de adición, obsesión, debilitada ansiedad y necesidad. El resultado del pecado puede dejar a un hombre gritando a llenar esa necesidad de quitar su dolor que una vez fue un placer, diversión y entretenimiento. La estrategia del enemigo que nos rindamos continuamente y regresar donde empezamos. Mucha gente hoy en día se les ha olvidado que el precio del pecado en la muerte. Rom. 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
       La personalidad del pecado es como la de un asaltante, esperando a tener la oportunidad de robar y matar. Dios explicó este concepto a Caín por la manera que Caín respondía a Dios de Su mandamiento. Caín se ponía en peligro al alcance del pecado y su destrucción. Génesis 4:7 Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero, si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo». Dios dice que tenemos que controlar el pecado no que el pecado tenga control sobre nosotros. Rom. 6:12 Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos. El pecado siempre estará gritando que demos más y más como las riendas del caballo sobre su espalda. Prov. 30:15-A »La sanguijuela tiene dos hijas que solo dicen: “Dame, dame”. La carne del hombre anhela imagines eróticas terminando en lo mismo, pecar, morir y destrucción que no tiene piedad a nuestra vida que busca almas.
      El pecado tiene hambre y no es parcial a quien destruye. Desde niños inocentes a moribundos ancianos, el pecado anhela víctimas no importa el estado social o título que la persona tenga. Él hambre del pecado es insaciable. ¿Pregúntale a cualquiera que esté fuertemente adicto a cualquier substancia si hay continuamente una fuerte tentación de hacer algo incluyendo pecar para obtener ese momentáneo placer? El pecado tiene hambre por pecadores como el pecador tiene por esa substancia entre el pecado. Santiago 1:15 Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. Es una situación perdida donde solo el pecado gana.
      La buena noticia es que Jesus ha vencido al pecado y a la muerte en la cruz y solo Su sacrificio y el poder de Su resurrección puede ayudar a cualquier pecador vencer su pecado.  Tienes que querer destruir el hambre del pecado para obtener victoria en tu vida. No hay lugar para inseguridad. La fe en la sangre de Jesus y lo que sucedió en la cruz llega a liberar a cualquiera del poder del pecado y su muerte. Esto en una promesa de Dios para todo ser humano. Solo tenemos que recibir este regalo de vida que se nos ha ofrecido de una vez por todas. 1 Pedro 3:18 Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.