Prov. 16:15 El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera.
Entre más veo mi vida hacia atrás, más veo milagros. Como dice este proverbio, “El rey sonríe en mi vida a mi favor.” Si, el rey de reyes y Señor de señores me ha sonreído con su gracia; y estoy seguro que a muchos de ustedes también.
Hemos sido benditos con este regalo de Dios, el valor de su gracia que ha puesto dentro de nuestro corazón para sobresalir probabilidades abrumadas que vienen contra nosotros diariamente. Rom. 8:37 Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Dios a nuestro favor nos ha dado la capacidad de sobresalir al enemigo y sus ataques de enfermedad y múltiples desalientos que nos rodean. Santiago 4:7 Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.
La abundancia de la gracia de Dios que se ha derramado sobre nosotros no es frágil, lleva una fuerza de integridad sagrada que no se nos puede quitar en ninguna batalla o tortura que el enemigo tenga planes de cambiar nuestra alma, en su patético intento de pasarse como dios. Isa. 54:17 No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse será refutada. Esta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede —afirma el Señor—.
La gracia favorable que el Señor ha estado alimentado entre nosotros no se puede mover ni sacar por nada de lo que está afuera de nuestro ser. La gracia eterna de Dios que obra entre nosotros se ha convertido en un forro interior de nuestra alma.
No hay otro regalo parecido en el universo que nos mantiene apresurados a seguir adelante en la obra del ministerio del reino de Dios. 2 Cor. 9:8 Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes. El favor de Dios es generoso y abundante para los creyentes quien, por fe, ha aceptado a Cristo el regalo perfecto de Dios. Efesios 4:7 Pero a cada uno de nosotros se nos ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los dones.
El mundo no tiene nada cerca de este valor y autenticidad preciosa. El mundo se queda corto cuando se trata de la satisfacción y la necesidad eterna que prevalece en cada persona hoy día. La gracia de Dios puede bendecir al cuerpo, alma y el espíritu del hombre quién sabe de su necesidad de un salvador. La busca de obtener aceptación puede finalmente parar cuando la gracia del Señor está entre nosotros. Efesios 2:8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9 no por obras, para que nadie se jacte.
La maravilla y el epítome de su gracia es la capacidad de cambiar nuestra alma, o a una persona enferma o a alguien con un espíritu de depresión a una persona viviendo completamente una vida nacida de nuevo, hombre de Dios amando la vida que tiene. 2 Tesalonicenses 1:12 Oramos así, de modo que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado por medio de ustedes, y ustedes por él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
Nuestra vida puede cambiar completamente desde el borde del pozo del infierno hasta las elevadas alturas del gozo de Dios. Podemos estar satisfechos. Podemos estar firmemente directo a la destrucción, y en un momento, su gracia nos puede rescatar para una vida de Dios y su propósito. Titus 2:11 En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación.
Que el Rey nos sonría a todos y nos llene de Su favor, y que vivamos una vida que trae honor y bendiciones uno a otro. Rom. 16:24 La gracia del Señor nuestro, Jesucristo, sea con todos vosotros. Amén.
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