Proverbios 15:23 Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna.
No importa que hacemos en la vida nos encontraremos con aplausos o con burlas. Ya sea que seas celebrado por lo bueno que has estado haciendo, cosas como, “Bien hecho,” o con burlas como “Saquen a este tonto” por los errores percibidos con que estás involucrado. Entonces, haz con todo tu corazón lo que Dios te ha dicho, pues al final del día y al final de tu vida, la opinión de Dios es la única que cuenta. Col. 3:23 Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, 24 conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. Los que reniegan siempre van a estar a nuestro alrededor y siempre va haber algo para criticar no importa que hacemos. Esta es la configuración predeterminada de las personas criticonas y es por eso que todos necesitan a Jesús como su salvador. Personas quebrantadas no pueden arreglar vidas quebrantadas. ¡Necesitamos a Dios!
A Jesús lo trataban igual. Jesús, quien es el hombre perfecto, lo recibían con aplausos y bendiciones y también con rechazos. La multitud decía “Hosanna por las alturas,” Matt. 21:9b —¡Hosanna al Hijo de David! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! —¡Hosanna en las alturas! Y después decían, “Crucifíquenlo, crucifíquenlo!” Mateo 27:22b —¡Crucifícalo! —respondieron todos. La inconstancia del corazón de la multitud no se puede depender para que te puedan ayudar cuando llegan los momentos difíciles. Necesitamos a un salvador quien nunca nos deja atrás o se olvida de nosotros.
Cuando parece ser una burla constante en nuestra vida, no busques por afirmación entre las almas quebrantadas de nuestra sociedad. Busca al Señor quien es el dador de vida y te sustentará durante valles difíciles de transición. Cuando Dios nos aplaude, no hay nada de lo que puedan hacer nuestros burladores. Dios interferirá en nuestro nombre. Cuando Jacob se fue de Labán para salir de los términos opresos y condiciones de su trabajo, Dios advirtió a Labán que no tocara a Jacob aún que ni le hablara de malas. Gén. 31:24 Pero esa misma noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo, y le dijo: «¡Cuidado con amenazar a Jacob!» Literalmente, las burlas terminaron de la noche a la mañana. La persecución y manipulación familiarizada ya no esxistia y la siguiente fase de la vida de Jacob podía seguir adelante.
Muchas veces nos olvidamos de los sentimientos rap sódicos de victoria que prevalecen cuando tenemos una ayuda de Dios. Parece como que se nos olvida que Dios nos ha estado aplaudiendo y alentando a salir adelante mientras Satanás nos acusa con mentiras detestables. Dios, en el momento adecuado, nos habla con bendiciones sobre nuestra vida. Prov. 15:23 Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna. Tenemos que recordar que Dios está a nuestro lado y de repente interviene y dice, “Ya no más burlas, toma la batalla porque la batalla le pertenece al Señor!” 1Sam. 17:47a Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor.
El apóstol Pablo tenía mucha gente que lo aplaudía, pero, el odio de aquellos que no tenían nada bueno que decir de él eran igual de numerosos. Pablo comprendió la necesidad de recordar que Dios estaba a su lado y que los antagonistas del evangelio eran solo una molestia momentánea en la vida. Rom. 8:31b Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? Pablo había descubierto por medio de tantas pruebas y tribulaciones que no había nada que lo separara del Amor de Dios y Pablo disfrutaba ese conocimiento. Rom 8:38 Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes.
Hermanos, vivimos para una audiencia de uno, y esa audiencia es nuestro Dios. Por el resto de nuestra vida, a veces nos van a aplaudir y a veces se van a burlar. Tenemos que decidirnos cómo vamos a responder en esos momentos altos y bajos. Cuando somos aplaudidos y animados gocemos esa bendición y démosle a nuestro Padre Celestial la alabanza por esa bondad que estamos viviendo. Cuando somos burlados y ridiculizados démosle a Dios ese fracaso y esos sentimientos lastimados. Que el Señor convierta nuestra lamentación a un gozo, nuestro pesar a una alabanza y de las cenizas a una belleza en la seguridad del Señor. De todas maneras, somos más que conquistadores por medio de Cristo quien está por nosostros. ¡Amén!
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