Proverbios 3:12 Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.
Génesis 28:11 Cuando llegó a cierto lugar, se detuvo para pasar la noche, porque ya estaba anocheciendo. Tomó una piedra, la usó como almohada, y se acostó a dormir en ese lugar. Jacob había llegado a ese lugar en su vida donde anochecia sobre su vida, se dio cuenta que ese momento estaba tomado lugar. Jacob estaba a punto de aprender unas lecciones difíciles y humildes de la vida, así como muchos de nosotros que aprendemos de la manera difícil, Jacob encontraba todo esto muy difícil. Ecle. 2:17 Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento!
Desde ese momento, Jacob tuvo que aprender cómo desarrollar una relación con Dios en los términos de Dios. Con muchas luchas que tuvo que enfrentarse, causó a Jacob llegar finalmente a un lugar en su vida donde tuvo que implorar a Dios para que lo bendijera, no importando cuanto le iba a costar. Después de estar luchando con Dios, el sol finamente cayó sobre la vida de Jacob. Gén. 32:20 Y añadirán: “Su siervo Jacob viene detrás de nosotros”». Jacob pensaba: «Lo apaciguaré con los regalos que le llegarán primero, y luego me presentaré ante él; tal vez así me reciba bien». 21a De esta manera los regalos lo precedieron.
Hasta que tengamos una relación personal con Dios por medio de Cristo, el sol no puede amanecer sobre nuestra vida, por decirlo así. Antes de que el sol pueda amanecer sobre nosotros, tenemos que aceptar el amor de nuestro Padre Celestial y aceptar el regalo de salvación que nos ha previsto por medio de Jesucristo. También tenemos que permitir su corrección, que hará los cambios que Dios quiere manifestar en nuestra vida. Prov. 3:12 Porque el Señor disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.
Nuestra personalidad y nuestro corazón serán examinados y serán puestos a fuegos purificadores del Espíritu Santo para que salgamos como oro y poder ser usados por Dios. Prov. 17:3 El mal nunca se apartará de la familia de aquel que devuelve mal por bien. Nuestro pasado pueda demostrar una obscuro anochecer hacia nosotros, pero en Cristo, tenemos un amanecer iluminado hacia adelante. El Señor ha conquistado las tinieblas por nosotros. Solo tenemos que caminar en la luz que Jesús ha traído a nosotros.
Cuando la luz de Dios viene a ser nuestra luz guía, vamos a poder ver cuál es el propósito que Dios tiene para nuestra vida. Salmos 119:45 Viviré con toda libertad, porque he buscado tus preceptos. Cuando Jesús llega a ser nuestro Señor, la luz de su justicia nos guía. Juan 8:12 Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Jesus vino para que podamos salir de la tiniebla y ser sanados de toda corrupción y enfermedades que habita en nuestra vida. Marcos 1:32 Al atardecer, cuando ya se ponía el sol, la gente le llevó a Jesús todos los enfermos y endemoniados. Muchos de los enfermos que vinieron a Jesús, han tenido una vida que el anochecer por decirlo asi, había caído sobre ellos por muchos años . Las religiones tradicionales no pudieron sacarlos de la obscuridad. Media vez Jesús llega a cualquier escena, la obscuridad fue destruida por la luz de Su perfecto resplandor. Que hermosa la imagen de Jesús-la luz del mundo!
Nosotros que estamos en Cristo se nos ha dado la iluminación de Jesús en la eternidad para que ya no más caiga el sol sobre nuestra vida. Mateo 5:14 »Ustedes son la luz del mundo. En Cristo somos la luz del mundo y por medio de la obra terminada en la cruz, podemos llevar el resplandor del amanecer a las personas por lo que Jesús ha hecho por medio de su sacrificio. Mantengamos nuestro corazón donde siempre está el hijo de Dios resplandeciendo en nuestra vida. Amén!
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