Prov. 19:15 La pereza conduce al sueño profundo; el holgazán pasará hambre.
Eclesiastés 10:18 Por causa del ocio se viene abajo el techo, y por la pereza se desploma la casa.
Aveces creemos que tenemos derecho de vivir los mandamientos del Señor a nuestra manera porque hemos caminado con El Señor por mucho tiempo. Racionamos que algunos de los mandamientos y guia en la palabra de Dios ya no es para nosotros porque creemos que ya ganamos cierta tarjeta blanca que nos exime de las reglas del hombre comun por decirlo así. Así empesamos a tener fugas en nuestra alma pensando que ya nos hemos graduado a un nivel particular más allá del alcance de la palabra de Dios. Después de todo, “¡Yo soy quien te adora!”
Creer que tenemos libertad de un control externo nos lleva a un alma con fuga. Somos la casa de Dios y tenemos que preguntarnos y examinarnos si tenemos fugas. ¿Tiene tu alma fugas? ¿Se están doblando las vigas de tu personalidad? ¿Es por eso que aveces no somos satisfechos en el hambre de nuestra alma?
El apóstol Pedro pasaba un tiempo difícil con su alma con fugas. Jesus había dicho que ya era tiempo para que El fuera a Jerusalén a sufrir en las manos de los líderes espirituales. Mateo 16:22 Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo:―¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás! Imagínate, apartar a Jesus y reprenderlo! Pedro entendiendo el ministerio de Dios, había llegado a ser centrado así mismo no centrado por Dios. A Pedro se le olvido que Jesus estaba allí a cumplir la visión de Dios para el mundo. Aún obrando al lado de Jesus es posible empezar a tener un alma con fugas y perder el blanco como lo hizo Pedro. Mateo 16:23 Jesús se volvió y le dijo a Pedro:―¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
La palabra de Dios dice que la fe viene al escuchar la palabra de Dios y también hacer lo que El dice. Es así como tapamos las fugas y nos mantenernos llenos del unguento del Espíritu Santo. 2 Tim. 2:15 Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad. La palabra nos instruye que estudiemos y que seamos diligentes en la verdad de Dios. Esto en una misión de por vida y no es solo para hacerlo los fines de semana. Siempre tenemos que estar seguros que no tengamos fugas y ponernos haraganes hacia nuestro camino a Dios. Manténgase en atención hermanos.
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